El sonido de un disparo hizo que las personas que estaban a las 11 de la mañana en la parada de la avenida Vargas, entre calles 27 y 28, corrieran para resguardar sus vidas.
En un abrir y cerrar de ojos el lugar quedó solo, a pesar de ser una zona concurrida por estar ubicada en pleno centro de Barquisimeto.
La sangre comenzó a correr por la acera y allí estaba tirado sobre una acera un joven. Al poco rato llegó una comisión de la Policía Municipal de Iribarren al ver que la persona no tenía signos vitales procedieron a resguardar el sitio del suceso. El cadáver fue tapado con cajas de cartón y las personas al percatarse que había presencia policial se aglomeraron en el lugar para observar a la víctima.
Un joven «charlero» se acercó al lugar con el presentimiento que se trataba de su hermano. «Ese es Milito”, decía una y otra vez, pero los municipales no dejaron que observara el cuerpo.
Pasados los 10 minutos llegó a la avenida Vargas, la Brigada Contra Homicidio del Cicpc. Al quitarle los cartones que tapaban el cuerpo de la víctima, las dudas quedaron despejadas, sí era «Milito» la persona que había sido asesinada.
«Esas fueron las culebras que tienes por allí; yo te lo dije que dejaras el malandreo», expresaba su hermano mientras observaba a los sabuesos hacer la revisión al cuerpo.
Así como llegó, se esfumó, no quiso dar detalle alguno de la vida de su hermano y mucho menos sus datos, pero por lo que expresó andaba en malas andanzas.
Un solo disparo recibió el hombre en la región occipital.
Su cuerpo quedó tendido boca arriba, pero según comentaron algunos testigos él vio venir a sus enemigos y trató de escapar, pero al dar la vuelta recibió un impacto en la cabeza. Se dice que eran dos sujetos en una moto y otros hablaron que fue uno a pie.
La víctima respondía al nombre de: Jimmy Yoel Ocanto Esquea de 22 años, residía en el sector La Perseverancia de San Lorenzo, al norte de la ciudad.
Según la página del Tribunal Supremo de Justicia Ocanto Esquea, presentaba un antecedente por el delito de droga del 17 de julio del 2008.
Hasta horas de la tarde ninguno de sus familiares se había acercado a la subdelegación del cuerpo detectivesco, ni hasta la morgue del Hospital Central para hacer el reconocimiento pleno de su ser querido.
Fotos: Elías Rodríguez