Desde hace un tiempo es posible observar con mayor énfasis en las calles de Barquisimeto grupos de personas a ritmo de trote a la hora cuando la tarde cede protagonismo a la noche.
Calzados de goma, pantaloncillos cortos, audífonos desde donde sale música y un dispositivo para cronometrar el tiempo, son algunos de los aperos propios de aquel que se dispone a dar una oportunidad a la actividad física.
La zona este de Barquisimeto es donde mayor cantidad de gente sale a las calles. Urbanizaciones como Santa Elena, La Rosaleda, Fundalara, Los Cardones, y Las Trinitarias, además de avenidas como Lara, Los Leones, Venezuela, Argimiro Bracamonte y Libertador, se ven plagadas, cada día, de quienes escogen el trote como ejercicio.
Pareciera una moda. Un ritual obligado de fin de día. Es posible que la rutina de vida sedentaria exija la búsqueda de alternativas sanas para liberar tensiones y dar una oportunidad a la salud física.
De hecho, hay grupos conformados y asesorados por entrenadores que indican detalles de cómo canalizar niveles de resistencia, recorridos y dieta.
Pareciera ser innecesaria una infraestructura rígida dentro de la cual llevar a cabo el entrenamiento por la existencia de un dibujo urbano posible de recorrer. Sin embargo, el equipamiento de la ciudad debería atender a este segmento creciente de la población en temas como dimensión de aceras, existencia de ciclovías, protección a peatones/corredores, dispositivos de señalización, rayado en los cruces, entre otros.
Los arquitectos también hacen una lectura del que pareciera ser un fenómeno de reciente data. «En Caracas ya tiene algún tiempo pasando, pero bien que suceda en Barquisimeto, lo cual da cuenta de ir camino a ser una ciudad saludable», dijo el arquitecto Javier Mogollón, egresado de la UCV, núcleo Lara.
Los grupos
Dos de los grupos que cada día suma mayor cantidad de gente son Blanco Sport Club y Los Matarratas. Ambos trotan en las referidas zonas residenciales y también en plena calzada muy cerca de los carros sorteando el riesgo y el peligro.
Jesús Alejandro Escobar forma parte de Blanco Sport Club y cuenta que una de las justificaciones para trotar en plena ciudad, por sus calles, avenidas y urbanizaciones, es «porque es más divertido. Las pistas se hacen muy monótonas, por eso es mejor el contacto con la gente».
Siempre estamos en peligro porque en la ciudad no hay mucha cultura de cuidar al peatón y puede que un conductor se la quiera dar de listo sin ceder el paso a quienes vamos al ritmo de los pies, agregó el corredor. «Andamos en riesgo, por eso hay que desarrollar la pericia, andar pilas».
Tendencia de crecimiento
Por su parte, para el arquitecto Javier Mogollón se hace lógico que el ciudadano demande mayor cantidad de espacios como ejes deportivos, porque al menos entre el este y el oeste de Barquisimeto hay una desproporción marcada de servicios y sitios públicos.
«Este fenómeno del trote en la ciudad tiene mucho más tiempo en Caracas donde algunas alcaldías se han preocupado por proveer espacios para caminar, no necesariamente senderos nuevos, pero sí equipamiento a los ya existentes para que sean usados», dijo Mogollón.
Y vale destacar que la mayoría de los participantes no son necesariamente de alta competencia, sino personas con intención de alcanzar algunas marcas personales de entrenamiento físico.
Abundan también las convocatorias de pequeños circuitos de cinco, ocho, diez y quince kilómetros, que sin llegar a maratón (42k), atrapan la atención de muchos.
Javier Mogollón no descarta que sea buena idea cerrar algunas vías en la ciudad por fracciones de tiempo, especialmente los fines de semana, con miras a convertirlas en espacios para quienes se desplazan tracción a sangre. Pero advierte que para materializar estas iniciativas se necesita la voluntad de los administradores de la ciudad y por supuesto de la ciudadanía.
Fotos: Ángel Zambrano