El jefe de las operaciones de mantenimiento de la paz de la ONU, Hervé Ladsous, afirmó este martes que Siria se encuentra en una guerra civil, donde los combates entre las fuerzas gubernamentales y los insurgentes, y los bombardeos contra los bastiones rebeldes van en aumento.
Por octavo día consecutivo, las fuerzas del régimen bombardearon la ciudad de Hafa (noroeste), en la que se impidió entrar a los observadores de la ONU.
Cuando los periodistas le preguntaron si estimaba que Siria se encontraba en guerra civil, Ladsous contestó: «Sí, creo que podemos afirmarlo. Claramente lo que está sucediendo es que el gobierno de Siria perdió gran parte de su territorio, varias ciudades frente a la oposición, y quiere recobrar el control».
Según el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH), cientos de rebeldes del Ejército Sirio Libre (ESL, compuesto en su mayoría por desertores) se encuentran en Hafa, una localidad considerada estratégica por su proximidad a Qardaha, ciudad natal del presidente Bashar al Asad.
«Las fuerzas del régimen se preparan para atacar Hafa», estimó el presidente del OSDH Rami Abdel Rahman. Una activista en el lugar contó que había tanques «a las puertas de la ciudad», abandonada por la mayoría de sus 30.000 habitantes.
Una muchedumbre enfurecida contra los observadores
La Misión de Supervisión de la ONU en Siria afirmó que sus observadores no pudieron entrar en Hafa y fueron blanco de disparos.
Los observadores «tuvieron que enfrentarse a un multitud enfurecida (…) y volver atrás».
«Los observadores han dado marcha atrás. Tres de los vehículos de la ONU recibieron disparos cuando se dirigían hacia la región de Idlib», más al norte, añade el comunicado. «El origen de los disparos no se ha aclarado aún» y todos «están sanos y salvos», especifica.
La agencia oficial Sana afirmó por su parte que los observadores habían atropellado a habitantes de Chir que querían «contarles sus sufrimientos provocados por grupos terroristas armados», e informó de tres heridos.