Lesa Humanidad

Cincuenta años de la ejecución de Adolf Eichmann se cumplieron el pasado 31 de mayo. Subió al patíbulo en la prisión de Ramalá, a solo 15 kilómetros de Jerusalén, y previo al ahorcamiento pronunció sus últimas palabras, deseando larga vida a Austria, Alemania y a la Argentina.
Para las generaciones de ahora, ¿quién fue éste nefasto personaje?: Adolf Eichmann fue el principal organizador del exterminio de seis millones de judíos, la solución final, ocurrió durante el Tercer Reich de la dictadura de Adolf Hitler, fundamentado en su libro Mi Lucha (1925). Fue un método de destrucción masiva para opositores, disidentes, prisioneros de guerra, judíos, homosexuales, comunistas y demás estorbos, utilizando principalmente las cámaras de gases en los campos de concentración de Alemania y Europa del este. Auschwitz en Polonia, fue además asiento de crueles experimentos genéticos, concebidos por otra mente enferma, la del Dr. Joseph Mengele. Pero el arquetipo, el antiguo oberstandartenfuhrer Eichmann, se había fugado cuando Alemania fue derrotada por los aliados en la segunda guerra mundial.
Desde 1950 vivía en la Argentina con identidad falsa, y protección no oficial del gobierno de ese país. Dos años antes Ben Gurión creador del Estado de Israel, y primer ministro, ordenó a un comando del Mossad, servicio secreto, para secuestrar a Eichmann y llevarlo a Israel. En 1959 el máximo tribunal de justicia de la Argentina, había negado la extradición al gobierno de Israel por causas políticas.
El 11 de mayo de 1960 se concretó el secuestro en una calle del barrio San Fernando de Buenos Aires, donde el famoso criminal paseaba muy tranquilamente. Dícese que con los paisanos del lugar se ufanaba de sus hazañas. La humanidad para ese  entonces ya se olvidaba de los crímenes cometidos por el nazismo, y los Estados Unidos de Norteamérica se interesaban más en sus conflictos con la Unión Soviética. Por ello la actuación cruenta del Estado Israelí, que suscitó una demanda de Argentina ante las Naciones Unidas por la violación de su soberanía, que fue subsanada diplomáticamente con una resolución de indemnización.
El juicio que precedió a la única pena de muerte aplicada en Israel, duró casi dos años, el tribunal halló culpable a Eichmann de 15 crímenes contra la humanidad, y sentó las bases para que los crímenes de lesa humanidad no prescribieran. El criminal pudo defenderse, contratando a un reputado abogado criminalista el suizo Robert Servatius, cuyos honorarios pagó el propio estado de Israel.
El proceso Eichmann en Jerusalén, fue relatado por Hannah Arendt en más de 500 artículos del  The New Yorker, no solo es un hecho histórico que aún incide en nuestra cotidianidad. Sentó principios básicos, por ejemplo, que la obediencia debida no es eximente, cuando se juzgan crímenes de lesa humanidad.
Así pues los mandatarios dictadores, como sus colaboradores y subalternos  pueden  severamente ser juzgados. Hoy día dichos juicios se ventilan en el Tribunal Internacional de la Haya. Es necesario recordarlo, pues aun se siguen cometiendo crímenes como el holocausto judío. Anotamos los genocidios de Pinochet, Franco, Milosevic, Tylor, Stalin, Hussein, Gadafi, Fidel, los militares argentinos, y los del reciente Al Assad (Siria). Preocupa que en muchas partes de la comunidad europea flamee una suerte de esvástica, signo del nazismo del siglo XXI.
¿Será que anuncia el resurgimiento mundial de nuevas dictaduras?  Dicto democracias o dictaduras blandas como las de la revolución bonita. ¡Ojo! La justicia a veces tarda, pero finalmente llega. Son más de 160.000 muertes violentas en 13 años. Irresponsablemente el gobierno de HRCHF ha ejercido una política de fomentar el odio y la división social en Venezuela. Esto no puede ir  al tobo de la basura, o al arcón de los recuerdos. Prohibido olvidar.