Más de 13 años de experiencia musical colmaron de sensaciones indescriptibles, la mañana del pasado domingo 10 de junio, los acogedores espacios de la Sala Alternativa de la Fundación Juan Carmona, donde fue aclamado entre vítores y aplausos el cuarteto español Dead Capo, que al puro estilo de la mafia italiana revivió esas noches clandestinas de buena música jazz.
En el marco de la 7ma Edición de Festival Internacional de Jazz, próximo a celebrarse en el mes de septiembre, Marcos Monge, en el saxo tenor; Javier Díez-Ena, en el contrabajo; Javier Adán, en la guitarra; y Santiago Rapallo, en la batería, iniciaron su dinámico repertorio con una pieza de marcada influencia africana. Se trató de Polvoriento, tema a partir del cual se comenzó a apreciar el protagonismo del saxo tenor.
Well you need n´t del mítico pianista de jazz Thelonious Mok sería la pieza que continuaría en el periplo musical. Una atrevida versión de Dead Capo, con dejos electrónicos y sentida acústica.
El swing de los años 30 llegaría a la Sala Alternativa con el tema Cicatrizando el aire, el cual, basado en la música de Raines Scott, rinde homenaje a las primeras piezas melódicas que dieron vida a los dibujos animados de Warner Bros.
El frenesí se apoderaba de la atmósfera con cada tema. Tal como ocurrió con Blues monk, sencillo que nació de la improvisación y sentido experimental de Dead Capo. Fue una especie de blues, en el cual no se apreció gráficamente una estructura musical, sino una exigente composición, propia de sus raros arreglos, quiméricamente obvios. Los melómanos debían prestar suma atención a cada movimiento de los músicos para comprender su intencionalidad, puesto que en momentos el saxo abandonaba su papel solista y compartía melodía con el bajo de Javier Díez-Ena.
Con la quinta pieza se apreció la fuerte influencia del cine negro en su composición. Blade runner, tema principal de los créditos finales de la película de igual nombre, sería llevada de un esquema puro de sintetizadores a una propuesta jazzística de música surf.
La exitosa melodía de los años 60 se hizo presente con la pieza Sani García, composición que rescata fragmentos de temas como Tequila de The Champs y géneros hawaianos.
Lo sugerente y fresco de su música avivaba sensaciones en el público, que se mantenía meditativo con cada melodía de Dead Capo, también colmada de la estridencia del rock que hacía de su planteamiento una propuesta «ruda» de arreglos sumamente cuidados, excitantes dinámicas y cambios demenciales.
Dead Capo va más allá que otros. Con Monkatis dieron muestra de las exigentes variaciones de propuesta, cuya estructura melódica es sumamente intencional, de sentidos silencios.
Sirope, que en principio parecía ser un tema clásico de blues, llevó a los concurrentes por una balada jazzística, que sorprendió con el solo de Marcos Monge, en el cual luego fue acompañado por los otros tres instrumentos, hasta culminar en un ruido puro que descendió en picada hasta llegar al silencio.
En esta visita a Venezuela, la gastronomía los cautivó, por ello que durante su presentación en la Sala Alternativa hicieran pública su decisión de rebautizar su tema Carnaza como Cachapa, alimento típico que describen como contundente y definido, además de delicioso, al igual que la referida pieza, colmada de texturas y densidad. Es un tema que responde a su inclinación por el jazz punk.
Los españoles cerraría la presentación con Cappuccino conmotion, tema de jazz frenético de su disco 2002, pero el público no lo permitiría.
A petición de los presentes, ejecutaron Atraco a las tres, pieza principal de una popular película española de los años 50, la cual cuenta con influencias del típico paso doble de la Madre Patria.
Esta canción los ha acompañado durante toda su carrera y el público aún la sigue solicitando.
Los melómanos barquisimetanos se despidieron de este magistral cuarteto colmados de energía y emociones.
Un sentido y largo aplauso agradeció a los músicos de Dead Capo por su magistral planteamiento sonoro, tan variado que resulta difícil de definir.
Fotos: Daniel Arrieta