Quienes hayan leído las ocho anteriores entregas de esta columna seguramente se habrán formado interesantes opiniones acerca del contenido de las mismas en cuanto a las novedades que en ellas se han transmitido puesto que en su mayor parte son noticias que no se encuentran en la historiografía local más conocida y menos aún, en la de carácter nacional.
En esta nota conclusiva de la serie que hemos venido ofreciendo al público, queremos destacar varios aspectos que han llamado nuestra atención por caracterizar el proceso revolucionario de la independencia venezolana que curiosamente la historiografía oficial ocultó a propósito o ignoró para construir una historiografía a la medida interesada de los grupos oligárquicos que, al término de las luchas de liberación, se convirtieron en las élites hegemónicas sin cambio alguno en cuanto a la suerte de la república y de la mayoría de sus habitantes.
De la lectura de estos juicios de infidencia, se observa por ejemplo cómo en los primeros juicios la mayoría de los acusados son finalmente absueltos o, en el peor de los casos, embargados sus bienes pero luego, especialmente en 1813, la administración de justicia de las autoridades españolas se endurece considerablemente y las penas aumentan en cuanto al rigor de las mismas, concluyendo en elevado porcentaje con la pena de muerte, tal como sucedió con el alzamiento preparado por el alcalde de Barinas Juan José Briceño en razón del cual siete de sus participantes, todos ellos de origen caroreño, fueron fusilados.
Posiblemente la mayor lenidad en cuanto a las sentencias dictadas con los comprometidos en delitos de infidencia en los primeros años de la rebeldía venezolana, se debió a la aplicación de un decreto real de 15 de octubre de 1810 que establecía el olvido general de los sucesos anteriores a dicha fecha.
En la relación de patriotas acusados de infidelidad a la monarquía aparece una cantidad importante de sacerdotes.
En la historiografía oficial independentista se da como un hecho que la iglesia fue en casi un todo favorable a la defensa y mantenimiento de los privilegios reales en Venezuela y América pero ello constituye una generalización no totalmente verdadera pues si bien las jerarquías católicas estuvieron en buena parte afiliadas a las autoridades españolas, de estos juicios se deduce que las bases sacerdotales se sumaron a la opinión de los venezolanos en favor de la independencia.
Un criterio machista, propio de la época, resulta la participación indiscutible pero no única del sector masculino en las grandes batallas de la liberación. De los juicios de infidencia se concluye cómo, no sólo algunas excepcionales mujeres como Luisa Cáceres de Arismendi, Juana la Avanzadora, Josefa Camejo, se inscribieron en la defensa de una patria libre, sino centenares de venezolanas acompañaron a los ejércitos patriotas en las difíciles horas de su compromiso independentista y que miles de ellas, integrantes del heróico pueblo venezolano, a la hora de defender las banderas de la libertad, ofrecieron su concurso hasta la inmolación de sus vidas.
Hombres y mujeres del pueblo marginado, explotado y esclavizado figuran como simples fichas enroladas en los cuerpos militares del gobierno español y luego por su adhesión a las banderas libertadoras, detenidos y enjuiciados como desleales al rey y por combatir procurando conquistar una patria libre, una patria de equidad y de justicia para todos sus habitantes.
Extranjeros de muchas naciones combatieron al lado de los luchadores venezolanos, entre ellos numerosos cubanos, traídos desde sus patrias en los ejércitos de la monarquía española pero que ya en territorio venezolano, abandonaron aquella fila para sumarse a las filas de por la independencia americana. Estos, los nombres de algunos cubanos: Joaquín Infante, abogado; Baltazar Cuevas, José Antonio Acevedo, todos habaneros.
Entre los enjuiciados aparecen numerosos patriotas del Estado Portuguesa, lo que significaría que en estas tierras, patria de Páez y Juan Guillermo Iribarren, los sentimientos de patria libre, afianzaron raíces profundas: Miguel Guerrero, Manuel Antonio González, Bernardo González, José Concepción León, José Antonio, José Ignacio, José Vicente Unda, todos de Guanare; Rafael Escalona, Vicente Rodríguez, Bartolo Rojas, de Araure.
En la lista de patriotas relacionados con el proceso independentista en Barquisimeto y zonas circunvecinas, aparece un considerable número de caroreños mientras que son pocos los barquisimetanos, lo que se explicaría por causa de la rigurosa presencia del gobierno español en Barquisimeto, durante casi todo el proceso independentista.
Y finalmente, queda pendiente para la investigación el papel que jugó Quíbor en la guerra de la independencia pues su nombre se menciona frecuentemente como lugar de encarcelamiento de varios enjuiciados por infidencia.
caminitoqueundí[email protected]
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