Sin tregua ¡Y MAÑANA…!

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eran, como lo siguen siendo, un modelo inaceptable. Que las sociedades como las soviéticas, norcoreana, e incluso la cubana, con un solo periódico, con total censura decidida por un sujeto o por el partido único era lo contrario del sueño de cambio que animó – y anima –  nuestras vidas. Más bien era un retroceso. Eran trogloditas. Dinosaurios del final del siglo XX.

Ahora bien, uno no podía imaginar que en nuestro país, cuatro décadas más tarde, habría un enfermizo y anacrónico caudillo militar gritando consignas vacías de una supuesta izquierda ya superada pero diciendo que es “del Siglo XXI”.Alguien que, en nombre del socialismo, quisiera imitar a la fracasada Cuba de los Castro donde se conculcan los derechos del trabajador, como el derecho a sindicalizarse y a discutir contratos colectivos en nombre de “la revolución”. Donde tratar de imponer la “hegemonía comunicacional”, tan aborrecida en el mundo y tan atrasada fuese una “meta revolucionaria”. Con tan deleznable propósito a ese poder mediático panfletario oficialista le acaban de inyectar la bicoca de 1.196 millones de bolívares fuertes con fines electorales. ¡Aquello, pues, no era revolución y esto mucho menos! Tienen no menos de 50 años de

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atraso. No se han enterado que el muro de Berlín fue derribado por los pueblos…

En aquellos años 70 y 80, llenos de rebeldía planetaria, la economía burocrática estatista del modelo socialista soviético ya era un fracaso total y nadie lo dudaba. Eran tan cavernarios y conservadores los viejos líderes soviéticos como los de algunos países con gobiernos de la vieja derecha. Nos indignaba la invasión de EEUU a Vietnam tanto como la del imperio de la URSS a Checoslovaquia – invasión esta que Fidel apoyó – para acabar con la “primavera checa” que hablaba de un “socialismo en libertad y con rostro humano”.

En una entrega anterior escribimos : “Quítate el disfraz de socialista” para referirnos a la impostura de Chávez y su cúpula aburguesada, de jerarcas que hablan de socialismo mientras aplastan los derechos de los trabajadores, violan los contratos colectivos, le confiscan a los trabajadores sus prestaciones sociales, intentan liquidar las legitimas organizaciones estudiantiles y asfixian a las universidades públicas y autónomas. En realidad, Chávez cuando habla de socialismo piensa es en ese modelo de la Cuba de los Castro donde nada de esto existe. Con toda seguridad, cuando dice ser socialista piensa es en el cavernícola y ruinoso modelo del “estatismo salvaje” donde todo es propiedad del Estado y por tanto del gobierno y por ende del caudillo que gobierna en forma unipersonal en nombre del partido, el Estado y el pueblo.

Luego, quizás si son socialistas visto así:   Son de la vieja y superada izquierda retrógrada, pero no son socialistas en el sentido de viejos valores y principios como los de la libertad o los derechos del pueblo. Mucho menos son socialistas

 en el sentido de la modernidad con que Lula, Bachelet o Pepe Mújica asumen la propuesta de justicia social en democracia, promoviendo una economía generadora de progreso. No de limosnas del rico Estado petrolero. Chávez habla de socialismo, usa esa palabra, junto con mucho populismo demagógico, para disfrazar su régimen militarista-despótico.

Recientemente, en una interesante entrevista en El Universal hecha por Roberto Giusti al candidato de la Unidad Democrática Henrique Capriles, este planteó: “Este gobierno  no es socialista, utiliza el término “socialismo” para transmitir una imagen de identificación con los pobres, pero hay en él conductas absolutamente fascistas. Yo planteo un camino de progreso en el cual el Estado es un orientador, un promotor donde la iniciativa privada tiene su espacio y está llamada a contribuir con  el progreso. Un país moderno, con generación de empleos de calidad. En los meses por venir los contrastes van a quedar clarísimos. Habrá confrontación de modelos. El candidato del continuismo mira hacia el pasado, yo hacia el futuro”. Pues bien, mañana, luego de caminar 10 kilómetros, estaremos inscribiendo al candidato que a partir del 7 – O abrirá las puertas al futuro. El lunes, se inscribirá el candidato – enfermo y cansado – que representa al pasado. ¡Votaremos y venceremos!

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