Lucky, una vaca lechera de siete años, cojeaba desde hacía varias semanas cuando sus dueños llamaron a la veterinaria Sara Gilbertson, quien no le recetó analgésicos sino que le recomendó una terapia poco común: un tratamiento quiropráctico que incluía masajes a lo largo de la columna.
Gilbertson comenzó a masajearle esa zona, desde el cuello hasta la cola, haciendo presión en la cadera y realineando algunas vértebras. La vaca no se inmutaba y de vez en cuando comía heno. Posteriormente, mientras Lucky reposaba en una cama de arena, Gilbertson notó lo relajado que estaba el animal.
Para los dueños de granjas lecheras, la comodidad de las vacas es vital, ya que se sabe que una vaca contenta da más leche. Las técnicas tradicionales para mantener a las vacas satisfechas son sencillas: aliméntelas bien, mantenga una temperatura agradable y déles espacio para moverse. Pero algunas granjas lecheras están apelando a una serie de medidas nuevas y creativas con el fin de mantener a los animales felices… y productivos.
Algunos granjeros han instalado camas de agua para las vacas y otros las hacen escuchar música clásica. Hay quienes contratan quiroprácticos para que resuelvan los problemas que puedan tener las vacas mayores y los terneros. Todo con la intención de obtener la mayor productividad posible.
¿Funcionan realmente estos métodos?
No hay evidencia científica de que sirvan, pero los granjeros juran que sí. Dicen que las vacas producen más leche, de mejor calidad, y que da la sensación de que disfrutan con todas las atenciones.
»Es como cuando un atleta se tuerce el tobillo y deja de rendir», expresó Larry Meyer, de 36 años, hijo de los dueños de la granja de Chilton, Wisconsin, donde viven Lucky y otras 115 vacas. »Si puedes curar los problemas de salud que tiene una vaca, la productividad aumenta».
Las vacas pueden lastimarse si se resbalan en una superficie de cemento, por ejemplo, u otro animal de casi mil kilos (1.500 libras) las pisa. Algunos terneros se lastiman el cuello durante el alumbramiento
Las lesiones causan dolor, sobre todo cuando el animal está de pie, y hacen que se muestre renuente a comer. Eso afecta la producción de leche.
Es por ello que los granjeros están dispuestos a pagar 75 dólares por sesión de quiropráctica.
»Las vacas soportan muy bien el tratamiento», dijo la veterinaria Gilbertson. »Pueden tener cierta desconfianza al principio, hasta que se dan cuenta de lo bien que les hace».
Meyer no dijo cuánto mejoró la producción de leche de Lucky tras el tratamiento quiropráctico, pero indicó que su madre era la vaca más productiva que tenía y quería asegurarse de que Lucky estaba sana para que rindiese al máximo.
Los granjeros no se limitan a atender lesiones y demás problemas de salud. También quieren que sus animales sean felices.
Richard Conrad invirtió 70.000 dólares en camas de agua en su granja de Grafton, Ohio, hace un año. Luego de algunos meses sus 220 animales se acostumbraron a la superficie más blanda y parecen estar disfrutando, indicó el granjero.
‘Al principio parecían escépticos porque se movían mucho», relató Conrad, quien tiene 53 años. »Pero se acostumbraron y le tomaron el gusto. Ahora se recuestan y ahí se quedan».
El resultado de estas atenciones es un volumen mayor de leche y con menos impurezas. Las vacas que producían 36 kilos (80 libras) de leche ahora producen 40 (90), según Conrad. Pero el granjero no puede atribuir el alza en la producción a las camas de agua, porque dice que también mejoró la ventilación de sus establos e instaló un sistema por el cual rocía a los animales con agua para que no se acaloren.
Los granjeros normalmente ajustan la temperatura y la luz para mantener a las vacas contentas. Algunos instalaron enormes cepillos eléctricos que dan verdaderos masajes a los animales, comentó Marcia Endres, experta en granjas lecheras de la Universidad de Minnesota.
Algunos granjeros usan técnicas más inusuales todavía, por más que no haya información científica que las justifique. En Alemania, por ejemplo, el Salón de Conciertos de Dortmund ejecuta piezas clásicas especiales para las vacas y luego sirve leche de esas vacas en conciertos en vivo en los que programan las mismas piezas.
»Usted podrá escuchar y saborear las delicias de la música», dice el salón en una publicidad.
Expertos en el tema afirman que la idea de dar comodidad a las vacas es simpática, pero un tanto exagerada. Y agregan que hay que tener cuidado y no darle demasiadas comodidades a los animales.
»Las vacas son criaturas de hábito. Les gusta que las cosas sigan igual», dijo Endres. »Muchos granjeros prefieren no hacer muchos cambios. A las vacas no les gusta que pasen muchas cosas raras a su alrededor».
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