CONSEJO DE ESTADO

previo reconocimiento oficial de su trascendencia, según lo determinado en el artículo 251 de la Constitución. Ahora es cuando se le ocurre al Presidente Chávez (¡?) la idea de cumplir ese mandato constitucional, con la indicación de ocuparse formalmente del dictado de su voluntad, de retirar a Venezuela del órgano internacional de los derechos humanos (Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, CIDH), como si ello fuera una tontería y fácil de asumir más allá de las disposiciones existentes y, sobre todo, del sentido común de una sana y coherente política nacional e internacional.
    La misma Constitución determina quién preside el ahora publicitado Consejo de Estado, que es el Vicepresidente, y quiénes lo componen: 5 del Presidente y sendos representantes de: Tribunal Supremo de Justicia, Asamblea Nacional y los Gobernadores en conjunto según decisión colectiva (se asegura la superbrevedad y la precariedad de la reunión, con la ausencia de quien preside el Consejo de Estado). Son 9 por todos y éstos obviamente están sujetos a la voluntad presidencial. Todos están ya designados, sin ni siquiera uno ajeno al Gobierno. Era de pensarse, conociendo el extremo sectarismo gubernamental, excluyente de suyo y ajeno por completo al más elemental sentido democrático.
Hacemos al respecto dos anotaciones:
•    Para algunos el Consejo de Estado ha de ser en la práctica el real gobierno, dada la grave y expectante situación de la salud del Presidente y estando en ese Consejo un personaje de la dimensión de José Vicente Rangel, de cierta confianza presidencial. Esto, desde luego, sobrepasa lo elemental de la misma Constitución y carece de cierto sentido común.
•    Para otros, un tanto confiados en las características personales de todos o casi todos los designados, pareciera vislumbrarse una especie de vía para la necesaria transición, planteada la real posibilidad de un cambio de gobierno con el casi seguro triunfo del candidato presidencial de la Unidad, Henrique Capriles Radonski.
Ciertas interrogantes se nos plantean: ¿Se trata en todo esto de puras especulaciones? ¿Hasta dónde llega su fondo? Sólo la realidad que se vive y su rica dinámica sabrán en su momento dar la respuesta más acertada.