DIA MUNDIAL DEL AMBIENTE

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    El último lapso de doscientos años de los  que la humanidad ha formado parte -conocido como la «revolución industrial» pudo haber sido una panacea para la comodidad mundial, si la voracidad no hubiera intervenido; pero, en lugar de bienestar, ha traído como consecuencia, precisamente, lo contrario: deterioro ambiental, pobreza y angustia, gracias a la puesta en escena de conceptos equivocados acerca de un desarrollo más orientado hacia el lucro económico, apoyado por su hermana bastarda la codicia, que hacia la solución de los problemas humanos. El desarrollo industrial, dió lugar, no solo a la contaminación, empobrecimiento y desorden del aire, las aguas y de los ecosistemas que proveen nutrientes, sino también de las estructuras sociales de los puebles, donde, al crece3r las urbes, se generaron  problemas de hacinamiento, promiscuidad y delincuencia.
La reacción a tales desmanes ambientales comenzó a  evidenciarse a comienzos de la década de los sesenta, talvez estimulada por el libro Silent Spring de Rachel Carson, que abrió el Boom Ecológico en los Estados Unidos, que agitó la opinión pública y promovió debates en organización de las Naciones Unidas, los cuales dieron lugar a la convocatoria a la I Conferencia Ambiental Mundial, que se celebró en Estocolmo en 1.972, cuyos resultados fueron, entre otros, la creación de las agencias Pnuma (Programa de las NNUU para el Medio Ambiente) y el PNUD (Programa de las NNUU para el Desarrollo) Eventos estos que hay ayudado a la Mayoría de las naciones del mundo a tomar conciencia de la gravedad de su problemática ambiental y adoptar medidas en consecuencia.
En nuestro país, por esa misma época, en un evento donde participaron otros esclarecidos venezolanos, Arturo Uslar Pietri aseveraba: «…considero que no tiene Venezuela otro problema más grave…. que afecte a la sustancia misma de la vida….en un grado tal como ningún otro problema político podría afectarla, que el problema ambiental….que en Venezuela pueda haber o no una república, que pueda tener o no desarrollo económico, cultural o social, requiere como base que contemos con un territorio ambientalmente capaz de abastecer y alimentar a una creciente población; si esa base desaparece, también la república, el progreso, el bienestar de la población  y esta misma, desaparecerán con ella….»
 Venezuela ha sido partícipe, casi forzada , de esta realidad. Nuestra condición de país minero-petrolero y tercermundista parecía explicar -de una manera fatalista-la inevitabilidad del  deterioro ambiental. El pragmatismo del Estado estaba signado por el criterio de la imposibilidad de hacer una tortilla, sin romper los huevos.
Tal era el escenario ante los fundadores, en los comienzos de la Universidad Yacambú; la cual hoy se distingue y es reconocida en el país como la «Universidad Ambientalista» por ser la primera institución que se atrevió a ir mas allá de los sueños y pasar a las acciones concretas, a convertir la Utopía en realidades. Si bien el origen de esta iniciativa fue osada, fue, además intuitiva, pero reflexiva, con visión futurista, al situarse ante la paradoja de un país con gravísimos problemas ambientales, la mayoría de ellos generados por el Estado y sus industrias, carente de políticas ambientales -que todavía no tenemos- mientras las autoridades justifican su inercia, sobre razones de: Insuficiencia de profesionales específicamente ambientales; Inexistencia de estructuras administrativas-ambientales en los gobiernos locales, Inconsistencia de unas bases legales apoyadas en un solitario articulo (107º) de la constitución de 1.961; argumentos estos tras los cuelas se escudaba la falta de conciencia e idoneidad ambiental, por parte de los funcionarios con poder de decisión, acobardados por la prepotencia y falta de escrúpulos de empresarios, apoyados en su poder político y económico, quienes han causado la debacle ambiental del país.
Sobre tan endebles premisas, los creadores de la Universidad Yacambú, hace cerca de veinte años, establecieron las bases para la «Licenciatura en Estudios Ambientales» la primera carrera en Venezuela y en Latinoamérica, concebida específicamente para formar expertos en ciencias ambientales. Esta comenzó con una escasa matrícula, pero con una gran disposición a perseverar por parte de las autoridades, hasta el extremo de ser subsidiada. Posteriormente, fueron diseñados y puestos en ejercicio los postgrados en Ciencias Ambientales y Educación Ambiental. Se han producido varios documentos de texto y divulgación, como Conservación Ambiental, por convenio Fudeco, MARN, Universidad Yacambú; Enfoque Sistémico y Complejos Ambientales, Cuencas. Desde su creación, se organizan, celebran y se participa de manera protagónica en diversos eventos ambientalistas -nacionales, internacionales, regionales y locales- en la Comisión de Calidad Ambiental del Valle de Quíbor. Desde hace más de ocho años se mantienen Líneas de Investigación sobre Ecosistemas Hidrográficos (Cuencas), Desarrollo Sustentable y Biodiversidad, de los cuales se están produciendo resultados publicables, así como decenas de tesis de grado y de postgrado

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