Las pelota viajó a lo profundo hacia las butacas del jardín izquierdo, saliendo del bate de Magglio Ordóñez. Esta vez fue con un video proyectado en la pantalla del Comerica Park, y el público ovacionó de nuevo uno de los momentos más memorables en la historia de los Tigres.
Fue la despedida del venezolano Ordóñez, quien hizo oficial el domingo su retiro como jugador de Grandes Ligas tras una carrera de 15 temporadas.
Los aficionados de Detroit tuvieron la oportunidad de ovacionarle en una ceremonia antes de que los Tigres se midieron con los Yanquis de Nueva York. Entre los momentos más sobresalientes se incluyó un tributo en video que contó con el cuadrangular de Ordóñez del cuarto partido de la serie de campeonato por la Liga Americana y que le dio el banderín a Detroit.
“Un gran hit tras otro, cualidades de liderazgo”, dijo el gerente general del equipo, Dave Dombrowski. “Siempre sonreiremos cada vez que veamos esa pelota viajar sobre el muro del jardín izquierdo —en 2006, en ese cuarto partido de la serie por el campeonato de la Liga Americana_, al ser uno de los hits más importantes en la historia de los Tigres de Detroit”.
Ordóñez, de 38 años, pone fin a su carrera con promedio de .309 en 15 campañas con la franquicia de Detroit y los Medias Blancas de Chicago.
Su 294 jonrones constituyen la segunda mayor cantidad para un pelotero venezolano en las mayores, sólo detrás de los 399 de Andrés Galarraga.
En 2007, el año posterior al jonrón que eliminó a Oakland en la serie de campeonato del circuito, se convirtió en el primer jugador de los Tigres en 46 años en ganar el título de bate. Registró promedio de .362 ese año, el más alto para un jugador de la franquicia desde 1937. También conectó 28 jonrones, con 54 dobles y 139 remolcadas.
“Estoy feliz. Estoy en paz”, dijo Ordóñez en una conferencia de prensa. “Creo que la manera en que me voy del deporte es la correcta. Fui a los playoffs, tuve 15 buenos años en las Grandes Ligas, jugando a un buen nivel. Me siento realmente orgulloso”.
Familiares de Ordóñez estuvieron presentes en su anuncio, al igual que Dombrowski; el dueño de los Tigres, Mike Ilitch; y el manager del equipo, Jim Leyland.
“Como manager, una de mis máximas emociones es ver jugar a los mejores peloteros del mundo, y no puedo decir a Magglio qué deleite fue para mí haberlo visto jugar diariamente”, dijo Leyland. “Creo que lo mejor que puedo decirle a Magglio es que, como manager uno cuenta con varios jugadores a lo largo de los años, y no todos ellos se convirtieron en amigos, pero tú te has convertido en un amigo”.
Ordóñez bateaba para .303 en julio de 2010, cuando se fracturó el tobillo derecho al barrerse en el plato. Requirió cirugía, y pese a que jugó 92 partidos el año pasado, registró el peor promedio de bateo de su carrera, de .255 con solamente cinco cuadrangulares. Detroit ganó la División Central de la Liga Americana, pero Ordóñez se fracturó de nuevo el tobillo durante los playoffs.
El venezolano y los Tigres terminaron su relación, y ese fin resultó ser también en de su carrera.
“Sabía que no iba a ser fácil firmar otro contrato. Dos fracturas de tobillo, mi edad”, dijo Ordóñez. “Recuperé buena condición física, pero no recibí ninguna oferta, ninguna buena oferta, para regresar a las Grandes Ligas. Sólo a las ligas menores”.
Si bien Ordóñez será recordado más que nada por su cuadrangular que le dio un título de bateo y a Detroit un banderín de Liga Americana, el venezolano se convirtió en estrella con los Medias Blancas. Debutó con Chicago en 1997, y de 1999 a 2003, promedió .312 de bateo, además de 32 cuadrangulares y 118 carreras producidas por temporada.
“Me contrataron cuando tenía 17 años y siempre me dieron una oportunidad de jugar. De no haber sido por los Medias Blancas, no habría estado aquí por 15 años”, dijo. “Los aficionados siempre me apoyaron, también la organización. Fueron demasiado grandiosos conmigo”.
Vestido de traje y con lentes para el sol, Ordóñez hizo el largo recorrido desde el jardín derecho durante la ceremonia de su retiro antes del partido entre Tigres y Yanquis, saludando a los aficionados durante el trayecto.
Para entonces, Leyland de antemano había tomado la iniciativa.
“Gracias por todas las cosas maravillosas que hiciste para mí, todo el respeto que me mostraste y todo el respeto que mostraste a tos compañeros”, dijo el manager veterano con la voz quebrada. “Se te extrañará. Te quiero”.