Se está hablando de la falta de identificación de Acción Democrática y su militancia hacia el estilo político y la campaña electoral de Henrique Capriles Radonski y hay algunas razones.
Desde su nacimiento primero Justicia, el partido de Capriles, se deslindó abiertamente de lo que se ha identificado como “la cuarta república” y AD es quizá lo más visible de ésta. Esa actitud de PJ y su ambición de convertirse en la única y exclusiva representación de la oposición es lógico que tenga consecuencias y que genere reacciones.
Además de ello, los militantes de AD se acostumbraron al carisma telúrico de hombres como Rómulo Betancourt, Prieto Figueroa, Carlos Andrés Pérez y tantos otros líderes de una capacidad oratoria arrolladora que se crecían en la polémica. Gente que imponía un respeto entre sus seguidores que en muchos casos bordeaba la idolatría.
Las campañas electorales que se recuerdan de la época dorada de Acción Democrática fueron un despliegue de talento publicitario que motivaba emociones y fanatismo en la militancia y que arrastraba apoyo masivo hacia nuestros candidatos. Es por ello que muchos pensamos que ante un Chávez achacoso y gimiente, la lozanía de Capriles debe presentarse en una campaña vigorosa que impacte al electorado y que obligue a hacer contrastes.
El estilo calmado y equilibrado de Capriles choca con la algarabía usual de los adecos, que lo criticamos con amabilidad y estamos claros que el enemigo común es la tiranía chavista. Quien piense que los militantes y la dirigencia adeca dejaremos de apoyar la candidatura unitaria de Henrique Capriles Radonski, que nos enchinchorraremos, que favorezcamos la ambición totalitaria chavista, o que estemos creyendo que Manuel Rosales sufrió una metamorfosis y ahora es un superhombre, están delirando demasiado.
En octubre ganaremos los adecos y Capriles.