Al cumplirse 5ª años del cierre de RCTV es obligante hacer unas reflexiones sobre la arbitraria decisión de Hugo Chávez, que sea de paso, le costó bien caro pues aquella reforzó el movimiento de electores que ayudó a derrotar el referendo constitucional que nos hubiera convertido en un santiamén en la segunda república socialista del continente.
RCTV dominaba la sintonía nacional principalmente entre los sectores populares de la población. De ahí que los más afectados fueran los que para la época disfrutaban de su programación y el formidable elenco de actores y periodistas que ofrecía la planta.
Pero el abuso revolucionario no se quedó ahí, procedieron de inmediato a confiscar los equipos de transmisión, sin la compensación del pago debido, lo que constituyó sin duda un robo a mano armada que hasta el momento ha quedado sin castigo, pues la justicia, como bien señalaba Marcel Granier presidente de la empresa IBC dueña del canal, está paralizada y de rodillas frente al todopoderoso ejecutivo nacional.
Con el cierre de la televisora y el robo de sus equipos se perdieron ocho mil empleos y fue suficiente para que a partir de ese momento se pusiera en práctica la política de hegemonía comunicacional del estado sobre los medios de comunicación privados que ha impedido el ejercicio pleno de la libertad de expresión.
Se cerraron canales regionales y emisoras de radio limitando de forma grotesca el derecho de información. Desde entonces muchos otros medios de comunicación comenzaron a autocensurarse para evitar las amenazas de cierre ejercidas por la revolución.
Terminemos, pero no sin antes regocijarnos con el regreso de RCTV y de los otros medios cerrados y censurados una vez que Capriles Radonsky triunfe en las próximas elecciones presidenciales.
