El periodista francés Romeo Langlois, liberado el miércoles por la guerrilla de las FARC en Colombia tras un mes de cautiverio, afirmó el viernes al llegar a París que fue «muy bien tratado» durante su detención.
«He dicho que era un rehén VIP, quizás es exagerado, pero no me quejo demasiado» porque «fui muy bien tratado», declaró en una rueda de prensa tras llegar al aeropuerto de París-Roissy procedente de Bogotá.
Antes de bajar del avión, Langlois abrazó a sus padres. Fue recibido luego por la ministra de Cultura y Comunicación, Aurélie Filippetti, en representación del presidente François Hollande, y por el ministro delegado de Desarrollo, Pascal Canfin.
Entregado por la guerrilla el miércoles a una misión humanitaria en las selvas de Caquetá (sur), Langlois, corresponsal del canal de televisión France 24, había caído en poder de las FARC el 28 de abril pasado en medio de un enfrentamiento entre guerrilleros y militares a los que acompañaba para realizar un reportaje sobre operaciones antidrogas.
Al ser capturado, fue herido en el brazo «posiblemente por una bala AK 47» que «no tocó el hueso directamente», según dijo él mismo.
El periodista era portador de una carta dirigida por la guerrilla al presidente francés, que lo recibió en el palacio presidencial del Elíseo el viernes por la tarde.
Tras la reunión, Hollande afirmó que no hubo «ningún trato, ningún intercambio, ninguna condición» con las FARC para la liberación del periodista.
Hollande confirmó que recibió a través de Langlois una carta de las FARC, «que explicaba el sentido de su operación y presentaba disculpas» a Francia por el secuestro.
El presidente dio las gracias a las autoriades colombianas «que permitieron este desenlace».
Interrogado sobre el conflicto entre las FARC y las autoridades colombianas, Hollande respondió: «Nosotros, Francia, no tenemos por qué comprometernos en ningún proceso. Deseamos una solución política y no hay más nada que decir». «No tenemos por qué interferir en la vida política de Colombia», recalcó.
El jefe de Estado francés afirmó que «el trabajo de los periodistas debe ser respetado en todo el mundo» y recalcó la necesidad de defender la libertad de la prensa, evocando el «deber» de los periodistas de «permitir a los ciudadanos de todo el mundo tener información».
«Farsa de mal gusto»
En la rueda de prensa dada tras su llegada al aeropuerto, Langlois calificó de «farsa de mal gusto» las acusaciones hechas contra él por sectores de la derecha colombiana de simpatizar con la guerrilla.
El jueves, en Bogotá, había respondido ya a esos ataques invocando «relaciones profesionales» y estimando que es importante comprender el apoyo dado por los guerrilleros en regiones apartadas en las que «no hay rutas, ni hospitales, ni qué comer».
Rechazando el término de «portavoz de la guerrilla», Romeo Langlois prefirió utilizar la palabra «mensajero». «Hay un bloqueo sobre la información» en Colombia, dijo. «Las FARC se sienten obligadas a secuestrar personas para atraer la atención, no sólo hacia ellas, sino también hacia el conflicto», estimó.
El periodista evocó asimismo una «crisis humanitaria que no se ve».
La ministra Aurélie Filippetti rindió homenaje a la libertad de la prensa y dedicó luego «un pensamiento a Gilles Jacquier y Rémi Ochlik», periodistas franceses muertos en Siria, en los que Langlois dijo haber pensado, al igual que «en muchos otros que fueron rehenes en condiciones más difíciles».
Antes de salir del pabellón del aeropuerto en el que fue recibido, el periodista confesó que «piensa en volver próximamente a Colombia».
Para este periodista experimentado, corresponsal durante diez años en Colombia, esta experiencia es un «accidente profesional».
Foto: AP