Las controversias acerca de la legitimidad de la participación de los cristianos en política comenzaron en los años de vida pública de Jesús y se han multiplicado a partir de las diferentes interpretaciones de los evangelios, ocurridas a lo largo del tiempo.
El “Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios” ha sido entendido por unos como una clara invitación a separar religión y política. Para otros la preocupación de Jesús por los pobres, evidente en la multiplicación de panes y peces, en la cura de ciegos, leprosos y paralíticos y su promesa de saciarlos de su sed de justicia son argumentos de quienes creen que Jesús era político e incluso socialista. Ante la controversia, conviene aclarar que se entiende por “cristiano” y que se entiende por “política”.
Desde los tiempos de Jesús han surgido muchas maneras diferentes de ser cristianos a causa de las fracturas que derivaron en nuevas iglesias. Están los ortodoxos, los coptos, los nestorianos, la iglesia siria oriental, los cristianos chinos, los católicos, los protestantes y su gran numero de variantes: testigos de Jehová, mormones, calvinistas, anabaptistas, luteranos, adventistas, anglicanos y muchas pequeñas iglesias fundadas por pastores cada uno con una visión diferente de la forma correcta de ser cristiano.
También la palabra “política” tiene significados y prácticas divergentes. En la antigua Grecia se la definía como la búsqueda del bien común. En la concepción maquiavélica “política” es entendida como las prácticas para conquistar y mantenerse en el poder. La visión democrática la define como el arte y ciencia de lograr el bien común, la justicia y la igualdad, de manera consensuada y que procura evitar el conflicto, superándolo mediante el dialogo y/ó el arbitraje legal.
La iglesia se politizó cuando el emperador Teodosio la convirtió, en el año 380, en religión oficial. Durante toda la edad media la iglesia era el verdadero poder terrenal, pues regulaba todos los aspectos de la vida pública y privada. Fue durante el renacimiento cuando comenzó a plantearse la separación entre Iglesia y Estado, lo que hoy es de aceptación casi universal.
No está claro si el cristiano puede o no participar en política, en cual tendencia ideológica ni con que grado de involucramiento. En el siglo 19, con el apoyo de la iglesia, aparecen en Europa los partidos socialcristianos, abiertamente de derecha, para enfrentarse a los partidos socialistas, acusados de promover el ateísmo.
En Francia, hacia 1944 y con la renuente aceptacion de la jerarquía, aparecen los curas obreros, trabajando en las fábricas y viviendo de sus salarios, precisamente para combatir a los socialistas y comunistas, pero el resultado fue que el contacto con la realidad social los llevó a apoyar a los partidos de izquierda. En Brasil, hacia 1968, aparece la Teología de la Liberación, un movimiento que predica el compromiso radical de los cristianos con los pobres. Fue el caso del sacerdote Camilo Torres, convertido en guerrillero y muerto en combate. Es notorio el caso del padre Ernesto Cardenal, miembro del FSLN en los años de la guerra contra Somoza, y luego ministro del gobierno sandinista. Como Cardenal muchos otros sacerdotes con las guerrilleras en América central, a veces con apoyo de sus obispos.
Con las iglesias protestantes se presentan diferentes situaciones. Los testigos de Jehová rechazan la política afirmando que el demonio rige los asuntos del mundo y que los cristianos deben concentrarse en su salvación. Los mormones tienen libertad para decidir si participan o no, como es el caso de Mitt Romney, un obispo mormón ahora candidato republicano.
Los bautistas participan en política. Dos presidentes norteamericanos, Andrew Jonhson y Harry S. Truman, eran bautistas y aunque los bautistas son muy conservadores, entre sus miembros se incluyen progresistas como Martin Luther King quien luchó por los derechos de los negros y contra la guerra de Vietnam.
Continuará…..