Hace cinco años, inmediatamente después de la reelección del presidente Chávez, el autoritarismo comenzó a convertirse en totalitarismo con una acción que le abrió pasó a la etapa de hegemonía comunicacional, típica de los proyectos absolutistas en cualquiera de sus versiones ideológicas, pro comunistas o pro fascistas. Nos referimos al cierre de RCTV.
Luego de una orden militar dada públicamente por Chávez en plena época decembrina, le fue suspendida la concesión al canal de televisión más antiguo y con mayor audiencia del país. La señal pasó así a manos del gobierno, quien desde entonces la explota con un canal estatal dedicado a la propaganda política y al que, según el propio Chávez, «casi nadie ve». Pero esta acción no vino sola, luego le fueron arrebatadas concesiones a varias emisoras radiales que igualmente pasaron al control directo del gobierno con fines propagandísticos. Esto fue suficiente para generar un clima de autocensura en la gran mayoría de las emisoras y televisoras, que a partir de ese momento quedaron bajo amenaza oficial. En cualquier caso, CONATEL y el SENIAT están pendientes para hostigar a aquellos rebeldes que insistan en criticar al gobierno, hasta que el Comandante – Presidente decida cerrarlos de una vez por todas, porque «así es que se gobierna» en dictadura.
Paralelamente a esto, va creciendo y uniformándose el llamado «sistema nacional de medios públicos» que en nombre del Estado sirve a los intereses de un partido político, convirtiendo a los medios públicos en panfletos electorales y fuente de adoctrinamiento político. Este estado de cosas, al que parecemos acostumbrarnos con espantosa facilidad, es lo que ellos mismos llaman la «hegemonía comunicacional», violatoria de los más básicos principios democráticos y tan propia de las tiranías, sean de derecha o de izquierda. Aunque la existencia, ya precaria en número y en contenido, de medios independientes es usada por el chavismo como argumento para camuflar sus pretensiones, es inocultable el avance del totalitarismo que va sustituyendo la verdad por la propaganda oficial. Hasta la televisión por cable ha sido objeto de censura y persecución por el gobierno, y la Internet corre el mismo riesgo, auque ellos se burlen de la advertencia, tal y como decían hace cinco años que no iban a cerrar ningún canal.
Igualmente el cierre de RCTV le dio paso a otra etapa, la de la opresión, ya que fue la primera vez que el gobierno actuó descaradamente en contra de la opinión mayoritaria de la gente, la cual en este caso se expresaba en lo niveles de rating. Hasta ese momento el régimen procuraba actuar en nombre de las mayorías, vanagloriándose de interpretar siempre la voluntad soberana. Desde entonces, el poder se impone con o sin el apoyo mayoritario de la gente, como sucedió también luego en los casos de la reforma constitucional, la alcaldía mayor, la ley habilitante y tantos otros donde se burló al soberano en nombre de una legitimidad militar que se impone a toda costa con la complicidad de los poderes públicos.
Pero RCTV se quedó sintonizada en la conciencia colectiva de los venezolanos como símbolo de la resistencia democrática y referencia de la libertad. En nuestra opinión, fue RCTV quien no le dio concesiones a un régimen militarista con pretensiones totalitarias, pagando así las consecuencias de su apego a la libertad de conciencia y expresión. Cinco años después, continúa el chantaje y la persecución oficial contra los medios, así como el secuestro de los medios públicos por parte del partido de gobierno. Justo ahora que estamos a las puertas de una elección presidencial, el gobierno hace campaña todos los días en cadena nacional, con micros propagandísticos, violando todas las leyes. Pero las preguntas que estamos obligados todos a hacernos son: Si en la última reelección el gobierno cerró RCTV y más de treinta emisoras, ¿Qué no haría esta vez en caso de otra hipotética reelección?, Si todos estos atropellos y violaciones constitucionales se dan en la etapa de la «transición», ¿Qué nos tienen preparados para la etapa de la «consolidación»? Nada que George Orwell no haya imaginado en su libro «1984», pero nos quedaremos con la duda, porque el 7 de octubre triunfará la democracia y volverá la señal de RCTV.
Rescatemos, antes de que sea tarde, el poder de decidir lo que queremos ver, en el marco de la pluralidad y la libertad de expresión verdadera. No dejemos que nos encadenen a la propaganda oficial, donde no hay cabida para el debate de los problemas reales de la gente como inseguridad, escasez, inflación, desempleo, corrupción, crisis eléctrica y malfuncionamiento de los servicios públicos. Llegó la hora de cobrarle al tirano el cierre inconsulto de RCTV.
Caso cerrado, el dictamen final lo tiene usted.
@chatoguedez