Ha habido muchas críticas a la campaña de Capriles. Unas lucen sinceras y razonables. Otras, me parece, vienen de personas que desean siempre ser protagonistas de todo, de quienes piensan que sin ellos no es posible hacer nada y se alteran si nadie los consulta. He conocido mucho la “singularomanía”, por darle un nombre, es decir, el síndrome de quien no solo cree saberlo todo, sino de ser especial, singular, de que su opinión es siempre la más acertada, la correcta, la última. La soberbia y la vanidad matan toda buena intención. De todas maneras hay que oírlos a todos. Y lo mejor, pienso yo, es no pelearse con ellos. Sin embargo, hay que distinguir la buena fe de la malay desenmascarar a quienes pretendan confundir y ayudar al adversario. Sobre todo cuando es por razones crematísticas. Mucho cuidado.
Oyendo y leyendo las críticas que se le han hecho a la campaña de Capriles, he recordado mucho, sin que sean necesariamente iguales las realidades, la campaña presidencial de mi recordado amigo y ex presidente, ya fallecido, Luis Herrera Campíns en 1978. Aquella campaña comenzó con un viento favorable a quien fuera su adversario, el respetado, recordado y también fallecido Luis Piñerúa Ordaz. Recuerdo que mucha gente decía y escribía que la estrategia de Herrera era equivocada y su discurso terriblemente negativo. Aquella frase de que la deuda contraída en el primer gobierno de CAP era similar a un mono que ni siquiera cabía en la jaula de King Kong, llegó a repugnar tanto que temí, ciertamente, que ya nada se pudiera hacer y se perderían inexorablemente las elecciones. Las cuñas de Aleida Josefina parecían demasiado chabacanas y populistas. Hasta que alguien me observó que en la campaña sólo se hablaba de Luis Herrera, de sus cuñas, de sus discursos, de sus visitas a barrios, mientras Piñerúa parecía olvidado y las elecciones las ganaba quien más impactara. Y así fue, Luis Herrera Campíns ganó las elecciones en buena lid, con una diferencia importante de votos. Aunque en honor a la verdad, Luis Herrera Campíns presentó también un excelente y acabado programa de gobierno que gustó mucho al electorado.
En general, la campaña de Capriles ha sido muy buena. Hasta este momento la campaña ha girado alrededor de la figura de Capriles. Chávez casi ni aparece. El gobierno le ha dicho de todo a Capriles y éste inmutable. Basta ver los programas de la televisora oficial para darse cuenta que el gobierno no tiene otro tema que Capriles y como el mismo Capriles ha dicho, si estoy tan mal en las encuestas por qué se ocupan tanto de mí. Capriles personalmente está haciendo un gran esfuerzo, se ha metido donde antes la oposición no iba y con resultados muy positivos. Sus visitas casa por casa han sido realmente extraordinarias y se ha dado a conocer. Su discurso y su actitud han sido de mucha sencillez y claridad, de lo cual, se ha dicho mucho, ha carecido la oposición venezolana hasta este momento. Ha llegado mucho a los sectores populares, a pesar de la prédica constante del gobierno de que Capriles representa a la más rancia oligarquía venezolana. Ha llegado mucho a los jóvenes también. Se ha metido en las universidades, para furia del sector oficialista, ha dialogado con absoluta franqueza con la muchachada venezolana que hasta hoy no tiene esperanza de un futuro mejor. Su actitud como candidato luce muy sincera y conocedor de los más acuciantes problemas del país. Ha presentado ideas interesantes sobre lo que se debe hacer, es un convencido demócrata y ha dicho con frecuencia que no desea ser un mesías ni aspira a ningún liderazgo continental. Su meta es atender los problemas de Venezuela.Frente a la crítica de que la oposición no tiene una propuesta de gobierno, le oí decir a Simón Alberto Consalvi, que no hace falta un propuesta de gobierno, basta con hacer lo contrario de lo que ha hecho Chávez y eso es verdad. Sin embargo, Capriles ha presentado ideas programáticas muy interesantes para la creación de empleos, ideas que son muy del sentido común, como es incentivar la inversión nacional y extranjera dándole seguridad jurídica y personal a los inversionistas, ofreciendo respetar la propiedad privada y no expropiando a nadie. Ha ofrecido luchar contra la inseguridad que azota al país y asegurando que él mismo estará a la cabeza en esa lucha contra el hampa. Le ha pedido a quienes se fueron del país que regresen y estoy seguro regresarán. Ha dicho que su primera prioridad como en Miranda, será la educación y educación de calidad para todos y con una orientación abierta, plural y de respeto a todas las ideas. La MUD tiene un equipo de excelentes profesionales y expertos trabajando en todas las áreas vitales para la nación, a fin de presentar un completo programa de gobierno que comenzará a aplicarse en los primeros meses del nuevo gobierno. Capriles, y esto está absolutamente comprobado, es un excelente gerente y eso es lo que hace falta hoy en Venezuela.La campaña de Capriles va muy bien, mientras “el otro” está escondido, Capriles, joven, sano, deportista y preparado, se muestra como es él frente al país, recorriéndolo y oyendo a todos. Hay un camino y Capriles lo está abriendo. Vamos hacia la democracia.