Las más recientes revelaciones, que en entrevista periodística internacional diera al mundo el hoy totalmente despreciado Eladio Aponte Aponte, exmagistrado militar y civil por todos estos años en Venezuela, y que ahora ha de estar ampliando y profundizando en los Estados Unidos, lo que hacen es reafirmar, para vergüenza de todos nosotros, cómo está de sucia, desviada e injusta la administración de nuestra justicia. Aunque mucho de esas revelaciones no sorprende para nada a quienes conocen en su intimidad funcional la actual política gobernante. En la presente oportunidad el revelador tiene en la expresión política general el rechazo total: el de la gente del oficialismo, para quienes es un vulgar y cobarde traidor, y del oposicionismo, así como de cuantos se sientan honorables y decentes. A todos nos llena de vergüenza y pena ajena, en el panorama nacional e internacional: tanto lo revelado por el declarante como la respuesta gubernamental.
No ha sido sorpresa para los observadores y analistas de la Venezuela actual el saber ahora, según la fuente del revelador, que los viernes se reúne el Vicepresidente de la República con los máximos representantes de poderes públicos nacionales, para coordinar y convenir la administración de nuestra justicia y resolver los casos de más resonancia, incluidos los del ámbito judicial. ¿Acaso no ha asegurado el mismo Presidente Chávez que su Gobierno es uno solo, sin poderes autónomos e independientes, obviamente bajo su única coordinación? ¿Acaso se olvida lo dicho sentenciosamente nada menos que por la Presidenta del Tribunal Supremo de Justicia, pretendiendo justificar el poder único frente a la separación de poderes, como se establece mundialmente? Aunque en todo esto nadie puede negar que debe siempre haber el necesario mecanismo de interacción e intercolaboración entre todas las ramas del poder público, sin afectar para nada el principio clave ya establecido, como lo indica toda Constitución (lo hizo la de 1961 y lo hace la vigente, de 1999).
Obviamente, en este bochornoso cuadro no aparece ausente nuestro Presidente, tan empeñado siempre en su afán personalista para estar en todo y sobre todo, sin exclusión alguna. El mismo Presidente, desde luego, ha de hacer, a su manera de pensar y actuar, las clarificaciones que la circunstancia vaya requiriendo.
En cualquier caso, lo trascendente de lo acontecido con esto del exmagistrado del bochorno corre por todas partes del mundo y se encarama en el escenario nacional e internacional. ¿Con cuáles consecuencias? No lo sabemos ni es fácil imaginar en el actual contexto nacional.