Desde que el Comandante se consagró como Jefe de Estado venezolano, comenzó la escogencia de jueces corruptos e inmorales para ponerlos al frente de la administración de justicia, con normas y procedimientos reñidos con la idiosincrasia del venezolano, algunos hasta con antecedentes, siempre hemos dicho que necesitamos un baremo del juez para poder clasificar bien a los aspirantes, pero a los políticos no les importa y a este gobierno menos.
Este régimen de incompetentes, marrulleros, bandoleros de la peor calaña y traidores, no solo se han puesto de las arcas del Estado para su proyecto de un Estado “comunista” sino que han socavado las bases de Poder Judicial, indispensable en los gobiernos democráticos. A través de los medios nos percatamos a diario no solo de jueces abyectos, conductas reñidas con la ética y moral de miembros del Poder Judicial, magistrados del Tribunal Supremo, vinculados a la acción de delitos de lesa humanidad, sino con la anarquización de los procesos, por la materia y la competencia.
Cuando en un Estado la justicia es una farsa la inseguridad no tiene límites. Basta recorrer la historia de los países que se autodenominaban democracias populares para ver que la primera víctima fue la pérdida de autonomía de los jueces. La excusa siempre fue que la justicia revolucionaria estaba por encima de la justicia convencional, residuo del estado liberal burgués. Con esa justificación se celebraron los juicios de Moscú en los que fueron condenados a muerte numerosos dirigentes bolcheviques figuras importantes de la revolución de octubre o como los de Cuba, en sumario y sin admisión de pruebas que exculpen al “delincuente”.
En la Venezuela actual, mala copia de los regímenes comunistas del siglo XX, no se fusila físicamente a nadie, pero no por ello la crueldad con la que se trata a las personas consideradas como enemigos de la revolución es menos letal. Basta ver cómo se comporta la “justicia” con los presos del Comandante. La justicia venezolana se somete a la razón de Estado o mejor dicho a los caprichos revolucionarios.
En esa misma situación están los presos políticos o como la revolución los llama “políticos presos” y tantas otras personas que están condenadas a ser presos sin juicio ni sentencia, son los presos preventivos de la revolución. La causa, el presunto delito, no tiene importancia, sólo cuenta la seña que se le da al poder judicial para que tal o cual persona deba ser detenida y recluida mientras dure el juicio (que puede ser infinito) en algún recinto carcelario. Si esto no es una farsa de lo que debe ser la justicia en un país civilizado es ciertamente una tragedia que acaba con la vida de muchas personas honestas cuya única falta ha sido contrariar los propósitos fundamentales del denominado socialismo del siglo XXI que cada día se parece más al comunismo totalitario del siglo XX.
A través de leyes y procedimientos inconstitucionales estamos viviendo procesos contrarios a la ley y a la dignidad humana, tan solo por el capricho de la deidad venezolana Comandante Hugo Rafael Chávez Frías, quien pisando derechos y dignidades de los venezolanos impone un régimen oprobioso.
En democracia se respeta la división de los poderes y cada poder cumple con su función en forma independiente, no hay supremacía de un poder sobre el otro, cuando esto último sucede sencillamente NO hay democracia, lo que hay es una dictadura y son igualmente malas las dictaduras de izquierda y las de derecha.
@rabayma