La búsqueda del ser humano por la perfección es un tema que está presente en la cultura y la forma de vida de los venezolanos. El mercado vende una idea de juventud eterna, que para cualquiera es tentador, sobre todo para el género femenino que siempre ha huido de ver reflejada en su imagen el paso de la edad.
Es por ello que muchos hombres y mujeres alrededor del mundo han decidido aplicarse tratamientos estéticos inyectables sin conocer qué sustancia recibe su organismo.
Su causa radica en la inalcanzable búsqueda de una perfección imposible.
Actualmente, existen muchos procedimientos que ofrecen mejorar cualquier aspecto del cuerpo o rostro; entre ellos se considera que colocar toxina botulínica tipo A es lo más seguro de utilizar, debido a que no es considerado un relleno sino un medicamento que actúa a nivel de la musculatura facial produciendo la relajación del mismo.
Desde hace más de 30 años ha existido un producto que en sus inicios se conoció como «silicón líquida» pero, debido a los afectos adversos que ocasionaba en el organismo humano, el gremio de la cirugía plástica decidió proscribirlo; sin embargo, esto no logró que se dejara de usar definitivamente y adoptó el nombre de «biopolímeros», «células expansivas» entre otros, como se le conoce actualmente.
En definitiva pueden ser silicona líquida o plásticos y pueden traer reacciones adversas.
La misma fue aplicada por largo tiempo por esteticistas y personas sin ningún tipo de estudio médico. Asimismo, tenía como finalidad rellenar surcos que pueda tener el paciente por efectos de la edad o por su anatomía y, últimamente también, está sirviendo de relleno en otras zonas del cuerpo como los glúteos.
El doctor Jaime Chacón, médico cirujano del Hospital Clínicas Caracas, asevera que «los biopolímeros simplemente ejercen sobre el cuerpo un efecto de relleno y puede traer efectos adversos observables en forma temprana como tardía, mientras que el botox, no actúa como relleno, su acción está dirigida a relajar en forma transitoria áreas específicas de un músculo, con un efecto que dura de 4 a 6 meses luego del cual el músculo tratado recupera su tono original. Por lo tanto, si el resultado no le gusta al paciente, no hay de qué preocuparse, el efecto va a pasar».
Asimismo, comenta que «los biopolímeros no son sustancias seguras de utilizar porque producen reacciones locales y sistémicas.
Puede suceder un edema y enrojecimiento permanente en la zona afectada que se prolonga por muchos años; este tipo de consecuencias llevó al Ministerio de Salud a prohibir su utilización en el país».
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