Cuando el termómetro de la ciudad llega a temperaturas que indican alarma, hay que sentarse a escuchar y planificar soluciones.
Uno de los síntomas que empeoran el cuadro febril urbano es, sin duda, los problemas de vialidad, dentro de los cuales se conjugan variables como deterioro de la capa de rodamiento (condiciones físicas) y largas trancas a casi cualquier hora del día (capacidad operativa).
Zaida Castro, profesora de vialidad del Decanato de Ingeniería Civil de la UCLA, define el término vialidad como «la infraestructura que requerimos para facilitar el traslado de personas y bienes, la cual está muy ligada al desarrollo de una región».
La vialidad está compuesta por la calzada (carpeta asfáltica) y si es urbana de aceras, sistema de drenajes, y elementos complementarios como iluminación y demás aspectos del mobiliario urbano.
«Para hablar de vialidad es necesario hablar de dos aspectos, del físico y el operacional. Porque el hecho de que esté bien físicamente, no es garantía de estar óptima operacionalmente, porque hay un crecimiento demográfico y del parque automotor y ya se está trabajando a capacidad».
Estamos empezando a colapsar, considera la profesora. Hay vías en las cuales ya no hay horas pico porque todas son pico.
La vía hacia El Cují es un ejemplo de ello y también la intercomunal Barquisimeto-Cabudare. Llega un momento en que se llega al tapón porque no hay relación entre crecimiento del número de viviendas y los servicios, entre ellos de vialidad, y así atender las nuevas demandas.
Castro cree que, como ciudad, tenemos una deuda con el área metropolitana de Barquisimeto y Cabudare.
En el PDUL están planteadas varias vías para desarrollar y todavía son válidas de ejecutar, especialmente para el macrosector norte es el que más demanda tiene. También hacia el noreste en Chirgua, El Cercado y Lomas Verdes.
Habría que terminar la Herman Garmendia hacia El Cercado, porque no hay que ser erudito para darse cuenta que urgen nuevas vías hacia el sector.
Hacia Cabudare se convirtió en una necesidad la perimetral este, desde el Fuerte Terepaima hasta desembocar en el distribuidor Veragacha de la avenida Circunvalación Norte.
El PDUL planteaba la vialidad arterial 2A y la vialidad arterial 3. La primera saldría desde un distribuidor que no está completo (La Tomatera) e iría hacia Potrero y Cordero. La otra iría desde El Trompillo hasta salir hacia Carorita.
Relación estrecha con el transporte
La calidad de servicio de la vialidad de una zona metropolitana está muy ligada al desarrollo de un óptimo servicio de transporte público. «Si yo tengo una oferta buena de metro, trole o red de autobuses articulados, no tendría por qué pensar en sacar mi vehículo. Creo que es una urgencia, terminar el Sistema Transbarca o implementar algún otro. Que tengamos corredores exclusivos de transporte, canales únicos para esos sistemas».
Podríamos tener una red principal, pero también varias rutas alimentadoras.
Mucho se ha hablado sobre la necesidad de contar con un sistema eficiente de transporte y no en vano los especialistas siempre lo traen a colación. Es menester pensar seriamente en un planteamiento coherente con las necesidades de las ciudades más importantes del estado Lara, desde el punto de vista de su colapso demográfico: Barquisimeto y Cabudare.
Vías seguras
Una vía es segura analizándola desde el punto de vista de su diseño. Habría que evaluar si los radios de curvatura están adecuados a las velocidades para las cuales fue proyectada la vía, peralte adecuado a la velocidad y la fricción.
Si voy a diseñar, por ejemplo, la avenida Circunvalación norte para una velocidad promedio de 80 kilómetros por hora, el peralte, el radio de curvatura y la fricción deben ser variables calculadas en función de ello.
Si se trata de vías expresas como la Circunvalación, debemos revisar el peralte y los radios de curvatura. La mayoría de las curvas no deberían ser circulares, sino tener una espiral que es la transición que ayuda para la incorporación.
A nivel de equipamiento en las vías de Lara sí existen deficiencias. Hay ausencia de mantenimiento y un signo de ello es la vialidad urbana, especialmente hacia la Zona Industrial de Barquisimeto que está caótica.
El que no es de Barquisimeto se pierde porque falta mucha señalización, aunque la cuadrícula ayuda, destaca Castro.
La influencia del usuario en la calidad de las vías también es un factor determinante. Un alto porcentaje de los problemas tienen que ver con el peatón o conductor, no hay respeto a los semáforos, ni respeto al que anda a pie.
Esto sin mencionar la anarquía del transporte público, cuyos conductores paran donde quieren sin que la autoridad actúe en consecuencia.
«Nos hace falta mucha educación, conciencia ciudadana y vigilancia».
Sería ideal que pudiéramos ampliar la avenida Venezuela.
Hay vías en Barquisimeto cuyas avenidas terminan en nada, en una casa. Eso tiene que ver con la planificación de la ciudad, con el respeto a las normas. Tenemos un PDUL y no hemos dado el valor que debemos, puntualizó la profesora Zaida Castro.
