Sin Tregua: EL COMANDANTE “BLA BLA BLA”

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 Un país como el nuestro que importa la mitad de la leche que se toma y la mitad de la carne y el pollo que se come, el 70% del café con el que anima sus mañanas, el azúcar, el arroz y muchos otros alimentos que antes producía al punto de haber sido autosuficiente, es – ¿Alguien lo duda? – un país que ha perdido soberanía nacional productiva y, por tanto, es menos independiente. En otras palabras, es más dependiente de lo extranjero y de la renta petrolera. No tiene soberanía alimentaria, pues.

Un país que importa los tubos para su industria petrolera y los refractarios para su industria siderúrgica y de aluminio – que durante cuatro décadas, el país produjo – porque estatizó y cerró sus fábricas de esos productos, es un país que ha perdido independencia. Depende de otros para que su industria sobreviva.

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Un país que pasó de ser exportador de aluminio al triste rol de importador de aluminio para medio mantener una nómina y lo poco que le queda de industria transformadora y que encima importe bauxita teniendo minas enormes que antes abastecían las necesidades de su industria, es un país que tristemente tiene muy maltrecha su independencia económica.

Un país que dominaba el mercado de los países andinos como su principal proveedor de productos de acero y de aluminio pero que ahora ya no produce para vender, dejó morir esa fuente de divisas y estimuló, por tanto, inversiones millonarias en Colombia, Ecuador y Perú… ha perdido desarrollo y potencia. Ahora es débil.

Un país, cuya deuda externa era de 30 mil millones y ahora debe no menos de 150 mil millones de dólares, está en manos de los acreedores y por tanto su independencia esta bajo sospecha, por decir lo menos. Los contratos de pago de esa deuda son realmente leoninos, comprometiendo materias primas y otorgándole a las potencias prestamistas contratos para favorecer las industrias de allá en detrimento de las maltrechas industrias de aquí, es un país entregado por su «comandante bla bla bla» a las poderosas transnacionales y a la banca de EEUU, China y Europa.

Un país que exportaba un millón de barriles de crudo a Estados Unidos y le vendía también 200 mil barriles diarios de combustible, pero que ahora importa desde lar refinerías del «imperio» de 80 mil a 120 mil barriles diarios de combustible, es un país cuyo «comandante bla bla bla» lo ha entregado de rodillas al imperio aunque haga gárgaras de «bla bla bla» contra él.

Un país que ya tenía debilidades económicas porque dependía fundamentalmente de la renta petrolera, pero que ahora ha sido tan gravemente debilitado en su fortaleza económica y productiva que debe hipotecar la escasa producción de hierro que le queda para pagar las importaciones de tubos, rieles, vagones, lavadoras, neveras y, sobre todo, para pagar la enorme deuda del «Fondo Chino», es un país cuya independencia y soberanía ha sido severamente entregada al capital transnacional de la potencia china.

Un país que paga deuda con petróleo a 40 dólares el barril y también con hierro con descuento, entregando materia prima bien barata a las transnacionales capitalistas de China; un país que hipoteca con la transnacional Glencore parte de su ya escasa producción de alúmina y aluminio, que paga deudas con bauxita cruda es una República de las que la Izquierda latinoamericana de unas décadas atrás llamaba, con toda razón, «bananera».

Hace ya 11 años, en varias cadenas de radio y TV, el «comandante bla bla bla» prometió: «…comenzamos a partir de hoy la década de plata en Venezuela. En 2010 ya tendremos la mayoría de los problemas resueltos, con una economía fuerte, llena de producción y por tanto comenzaremos de 2010 al 2011 la ´década de oro´ donde ya estaremos convertidos en una gran potencia mundial agrícola e industrial». Eso dijo en 2001.

Esta semana reapareció el «comandanta bla bla bla», en lo que parece ser un acto de burla a Venezuela y a los venezolanos, prometió que «para el 2031 seremos una gran potencia». Sin vergüenza alguna, en lugar de pedir perdón por tantos fracasos y tanta pérdida de independencia, volvió con la cantaleta de «Venezuela será independiente y estamos aquí para garantizarlo». Y encima prometió «desarrollar industrias competitivas, acelerando el desarrollo nacional, la modernización de la agricultura, hierro, cobre, oro, reforzar la auto capacidad de desarrollo económico». Justo lo opuesto a lo que se ha hecho en casi 14 años que lleva el «comandante bla bla bla» en Miraflores. Tenemos el 7 – O para salir de èl, de tanta burla y tanto retroceso y entrar a la ruta del progreso . Hay un Camino.

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