La participación es un paradigma de funcionamiento democrático, similar a mecanismo institucional que suscita activa interacción entre el Estado, los ciudadanos y la sociedad civil en beneficio integral de la comunidad. En un sentido más amplio, participación es la interacción del pueblo en ejercicio de su soberanía.
En planteamientos sometidos al debate de ideas sostienen los tratadistas, que la magnitud de un sistema democrático se mide en función del grado de participación y de control ejercidos por el ciudadano en la gestión del gobierno. En razón de esa premisa se acepta por lo tanto, que la voluntad de participación es la fuerza fundamental de toda obra de transformación económica y social.
Existen diversas formas y medios de participación dentro de un sistema democrático, sin embargo, se acepta que la principal forma es la participación en la toma de decisiones. Se busca que el pueblo se integre, crezca, se organice, sea el sujeto y el objeto de su propia transformación y el protagonista de su historia, en auto realización permanente.
Se trabaja activamente en la consolidación de una cultura de participación, en virtud de la cual se dice que no hay democracia sino se toma en cuenta la cultura organizativa del pueblo. Pues, no basta crear adecuados espacios de participación, siendo necesario buscar además, idóneas formas organizativas que garanticen la operatividad de la participación.
El conocido tratadista Mauricio Merino, parte del análisis conceptual de la participación y relaciona ésta con otros conceptos fundamentales de la Teoría Política: la representación, la legitimidad y la gobernabilidad. En su clarificador análisis, insiste en ratificar la relevancia de valores, ínsitos en la representación, como la responsabilidad, la tolerancia, la solidaridad y la justicia, como elementos éticos y políticos, que inspiran la participación ciudadana en la democracia.
Dentro de este proceso, son de tan relevante importancia nuestros medios de participación, que el Constituyente venezolano de 1.999, adoptó la participación como precepto constitucional y la revistió de un orden de atribuciones y de previsiones legales taxativas, para regular, su cabal aplicación, dentro de una categoría de normas y principios, que hacen de ella un instrumento suficientemente eficaz, a fin de que los ciudadanos participen en la gestión pública, como una alternativa de cambios institucionales y de elevación y perfeccionamiento de la democracia.
Un buen signo de la capacidad y vocación demostradas por el pueblo venezolano ‘para votar, las puso de manifiesto, con ese excelente producto de 1.360.568 votantes, que se inscribieron en el Registro Electoral, durante el Operativo Especial, cifra reveladora, con la cual el padrón electoral superará los 19 millones de electores. Por eso queremos revelar hasta la saciedad: el nuestro es pueblo apto para la vida y el ejercicio de la democracia.
También comentar otro acontecimiento afortunado: para el año 2.011, un 4,5 de venezolanos mayores de 18 años, había quedado fuera de RE, por virtud de este operativo, la población excluida, bajo en un punto, es decir, se redujo a 3,5. Son alentadoras, también las circunstancias con que avanza el proceso y su revisión y perfectibilidad. Los electores están en capacidad de impugnar datos de los comicios del 1ero al 15 de mayo, buscando, en todo momento, conciliar una jornada democrática dentro de un proceso pulcro, impersonal y transparente, garantía de legalidad absoluta y de vertical transparencia.
Sin obviar que los partidos políticos han jugado destacado papel en la formación de la cultura cívica del país, a ese permanente magisterio se debe el ejemplar comportamiento asumido por los ciudadanos en los procesos electorales donde han sido convocados y su consciente disposición para acatar las normas y procedimientos legales, virtudes republicanas que los elevan a la categoría de ciudadanos aptos para la vida y el ejercicio de la democracia.
Con democracia como único sistema político susceptible de absoluta libertad, Partidos políticos como decorosa herramienta de orden legal y civilidad, prensa libre, como única legua legitima de la defensa de los pueblos, sistema electoral para que el voto sea fuente legitima de gobierno, emprender la renovación moral de la Republica libre y soberana.