El pasado fin de semana el incomparable talento de los artistas del Teatro Profesional de Lara (TPL) irrumpió con fuerza sobre el escenario durante la presentación de la obra Veneno bajo la dirección de Giuseppe Grasso. A lo largo de hora y media de función el elenco del TPL ofreció una potente dosis sobre las diferentes máscaras y posturas que los seres humanos adoptamos a diario en diferentes escenarios de la vida cotidiana. Grasso, valiéndose de un meticuloso guión, acertó sin lugar a dudas en la concepción de cada idea y creación de los personajes, los cuales fueron representados de manera gloriosa por los actores Nelson Pérez, Leonardo Goncálvez, Lenin Gámez y Edy Jiménez. La puesta en escena, juego de luces, música y sonidos, se fusionaron de tal manera que la audiencia sucumbió ante cada electrizante melodía, sin perderse ni un instante del drama entre el desequilibrado Marqués de Sade y el cotizado actor Gabriel de Beaumont.
Beaumont es invitado al castillo del Marqués por el mismísimo huésped. Allí se encuentra con un ser extraño, lleno de aberraciones y raros deseos relacionados con el arte y la actuación. Es así como el Marqués solicita a Gabriel lea e interprete para éste un fragmento de una obra que él mismo escribió y ante la inconformidad del Marqués se desata una discusión profunda sobre el arte y la mentira a tal punto que pone en peligro la vida de Gabriel. Lo que agrava todo esto es la condición psicótica y alucinatoria del actor y el carácter perverso-psicópata del aristócrata. El teatro y la realidad se cruzan. Valores, anti valores, prejuicios, mezquindades, lucha de poderes, sumisión, máscaras y posturas chocan de manera impresionante. Desde el principio hasta el final la pieza le roba el aliento al espectador, invitándolo a sumergirse en un coctel que se compone de la crueldad y los más bajos instintos de la miseria humana y hasta donde las personas son capaces de llegar por obtener cierto beneficio o mérito.
Esta pieza concentra serias reflexiones sobre la autenticidad con que manejamos. Grasso considera que esta sociedad esta llena de máscaras. «El mundo occidental lo está, hemos pervertido la necesidad de la máscara; los políticos son un excelente ejemplo de ello… todos en general tenemos máscaras, nos comportamos diferente en nuestro trabajo, hogar, con los amigos… debido a ciertas normas y roles sociales… pero una cosa es el rol social y otra haberlo pervertido y convertido en una máscara». Pedro Páramo de Juan Rulfo es la próxima obra que dirigirá Grasso con el TPL.
Preparación
Nelson Pérez comentó que fue preciso elevar el grado de concentración para interpretar al Marqués de Sade. «Ameritó un estudio de todo lo que fue la personalidad psicótica del personaje… una personalidad muy intensa, para ello tuvimos conversaciones con psiquiatras para comprender este tipo de conducta y cómo pasar de un estado de ánimo a otro, cómo pasar de un juego inocente a una situación depravada». Esta obra, dijo, comenzó a gestarse desde febrero y requirió cantidad de ensayos por su densidad.
Fotos: Cortesía evento
