El socialista François Hollande asumió el martes la presidencia francesa prometiendo luchar contra todas las discriminaciones en su país e instando a «una nueva vía en Europa».
François Hollande fue investido oficialmente presidente de la República Francesa durante una ceremonia en el palacio presidencial del Elíseo.
«A partir de este día, usted encarna Francia, usted simboliza la República y usted representa al conjunto de los franceses», le dijo el presidente del Consejo Constitucional, Jean-Louis Debré.
En el discurso pronunciado inmediatamente después, el presidente afirmó que desea «abrir una nueva vía en Europa».
«Dirijo a los franceses un mensaje de confianza. Somos un gran país que supo siempre superar los desafíos», agregó
«Mido el peso de los problemas que debemos enfrentar: una deuda masiva, un crecimiento débil, un desempleo elevado, una competitividad degradada, una Europa que sufre para salir de la crisis», dijo, recalcando inmediatamente después que «no hay fatalidad».
Hollande, que viajará este mismo martes por la tarde a Berlín para reunirse con la canciller Angela Merkel, afirmó que cuenta «abrir una nueva vía en Europa», y que propondrá a los dirigentes europeos un «nuevo pacto» que una la reducción de las deudas públicas a «un indispensable estímulo de la economía».
Insistió asimismo en la necesidad de reciprocidad en los intercambios comerciales de la Unión Europea con el resto del mundo.
En el plano interno, Hollande hizo hincapié en la imparcialidad del Estado y en la necesaria unidad de los franceses e, invocando los valores de la República, prometió luchar «contra el racismo, contra el antisemitismo y contra todas las discriminaciones».
La ceremonia de investidura se realizó respetando el protocolo tradicional. Hollande llegó por la mañana al palacio presidencial y recorrió la alfombra roja desplegada en el patio de honor del edificio, Nicolas Sarkozy, el presidente saliente, bajó las escaleras de la entrada para recibirlo al pie de ellas.
El presidente saliente y el electo se dirigieron luego al despacho presidencial para una reunión a puertas cerradas, durante la cual el jefe de Estado saliente transmitió a su sucesor los códigos relativos al armamento nuclear.
Terminada la reunión, Sarkozy abandonó el palacio del Elíseo, donde comenzaba la ceremonia de investidura.
En ésta, Hollande recibió el collar de gran maestro de la orden de la Legión de Honor, y Debré proclamó su investidura.
Electo el 6 de mayo con 51,6% de los votos, François Hollande, de 57 años, es el séptimo presidente de la Quinta República Francesa con un mandato de cinco años, al frente de una de las principales potencias mundiales, miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU.
Es también el segundo socialista que ocupa la jefatura del Estado de Francia durante la Quinta República, después de François Mitterrand..
El nuevo jefe de Estado recorrió luego la avenida de los Campos Elíseos a bordo de un tradicional Citroen descapotable, hasta el Arco de Triunfo, para el tradicional homenaje ante la tumba del soldado desconocido.
Como gesto simbólico de inicio de mandato, otra tradición en Francia, Hollande honrará a primeras horas de la tarde a dos figuras de la historia francesa para ilustrar las prioridades de su mandato, educación e integración: Jules Ferry, padre de la escuela laica francesa, y la científica Marie Curie, francesa de origen polaco y Premio Nobel de física y de química.
Posteriormente, el mandatario se trasladará a la alcaldía de París para un rápido encuentro con el alcalde socialista Bertrand Delanoe.
El mismo martes por la tarde se espera el nombramiento del primer ministro de Hollande, cargo para el que circulan los nombres de Jean-Marc Ayrault, líder de la bancada legislativa socialista en la Asamblea Nacional, y de Martine Aubry, dirigente del ala izquierda del PS.
Hollande viajará por la tarde a Berlín, para un primer contacto con la canciller alemana Angela Merkel, con la crisis griega como telón de fondo y un profundo desacuerdo sobre el pacto fiscal europeo.