La octava etapa del giro italiano dejó a otro anfitrión, Domenico Pozzovivo, con la victoria, mientras que José Rujano, al arribar noveno (9), volvió a arrimarse hacia la cima, además de mostrarse con mejor desempeño táctico en relación a la fracción anterior en la que “regaló” 22 segundos.
El canadiense Ryder Hesjedal, luego de pasar penurias en los trazos finales -en ascenso- conservó la casaca de líder, para enfrentar ahora etapas llanas de transición antes de la alta montaña, especialmente en la segunda semana de acciones.
Pozzovivo, en los 229 kilómetros de intensa batalla, marcó crono oficial de seis horas, 06 minutos y 05 segundos. Él tomó la cuerda a solo seis kilómetros del arribo para no soltarla nunca más, aunque acosado insistentemente por el español Intxausti Elorriaga, quien concluyó segundo. El también español Joaquín Rodríguez completó el cuadro de honor del día.
Rujano volvió a trepar posiciones, porque ahora aparece encajado en la casilla 32, pero a los mismos 2:39 en relación al líder. Jackson Rodríguez y Carlos Ochoa, los otros dos venezolanos en liza, aparecen en los puestos 52 y 54, respectivamente, a un poco más seis minutos en referencia al canadiense.
La octava jornada deja buen sabor en las huestes venezolanas porque su principal carta, José Rujano, volvió a mostrarse en la parte final de la fracción, con la salvedad que lo hizo diferente a la jornada sabatina, cuando a falta de diez kilómetros aceleró en forma arrolladora para desmembrar un granítico pelotón. A fe que lo hizo, pero en la parte decisiva, en el remate, se “ahogó” en sus ambiciones y faltaron las fuerzas, cediendo hasta 22 segundos.
Luego, mediante nota de prensa, el merideño se encargó de justificar la pérdida de segundos, al señalar que esperaba hasta la fracción 14, de alta montaña, apta para sus condiciones y ambiciones.
Durante el domingo, luego del lucimiento de un cuarteto que contenía al costarricense Andrey Amador, la fuerza grupal y los absorbió por completo. Vino entonces la parte inicial de la pedaleable cuesta y allí la incuestionable labor de los Astana, quienes sacudieron la carrera a un elevado ritmo. Cuando el terreno se hizo más empinado, Liguigas, para preservar la labor de su líder Ivan Basso, hizo el relevo y demolió a la mayor parte del pelotón.
Rujano, en asomo de un buen momento, siempre estuvo como cuarto o quinto ciclista del grupo. Fue prudente, nunca quiso ir a más, se manejó entre los Astana y Liguigas con sapiencia para arribar en las primeras posiciones, a diferencia de la jornada anterior, cuando, creemos, lanzó a destiempo un furioso ataque.
Es decir, corrigió el desempeño táctico y el fruto se refleja en varias casillas más a favor, en espera cuando la trepada aumente sus proporciones.
La novena etapa vuelve a llevar a los ciclistas al terreno llano. Serán 166 kilómetros entre San Giorgio nel Sannio y Forsinone, al sur de Roma, con ojal abierto para los especialistas en remates masivos.
Foto: Reuters