No cabe un hueco más en la urbanización Rafael Caldera

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Sin poder evitarlo, los huecos ya forman parte de la cotidianidad de los habitantes de Barquisimeto, pese a la propaganda emitida desde la alcaldía de Iribarren que asegura a la colectividad que ya no hay cráteres en las calles de la capital larense por la agresiva aplicación del programa asfalto parejo.
Pero mientras suena la propaganda, ni se diga su costo económico que implica su transmisión, la cual termina pagando el pueblo, cuyo contenido tiene hasta efectos de martillos utilizados para romper el pavimento para dar una sensación de obra ejecutada, continúan apareciendo nuevos huecos y los que están se abrieron más con las últimas lluvias.
Una muestra de la actual exposición la representa la amplia urbanización Rafael Caldera, en sus tres sectores, al noroeste de Barquisimeto.
Llegar a esta comunidad por la entrada principal cuando se transita por la avenida Las Industrias, es conseguirse que de sus dos vías de acceso, separadas por una isla, solo una está habilitada, pero tampoco está en las mejores condiciones de transitabilidad.
La otra fue cerrada con cauchos viejos y troncos por los mismos habitantes, ya que se le desprendió toda la capa de rodamiento, y quedó convertida en un zanjón sobre la cual le resulta imposible a los conductores desplazarse.
Estas dos vías son la carta de presentación de esta urbanización y lucen el aterrador panorama.
Ingresar en vehículos en las tres etapas de la Caldera, como es conocido este conglomerado, significa un tormento, y quienes lo viven a diario son los profesionales del volante del transporte colectivo que cumplen rutas en esa zona, principalmente la 15 y los rapiditos que prestan servicio para La Playa de Santa Isabel y el barrio San Francisco.
Los choferes se quejan también por los atracos de los que son víctimas como consecuencia del mal estado de las calles, concretamente en la segunda y tercera etapa.
Exponen que cuando obligados reducen la velocidad de sus unidades para esquivar los huecos, o en muchos casos pasarles por encima, son abordados por pistoleros quienes proceden a despojar de dinero y pertenencias a los pasajeros y a los conductores.
Mónica Oropeza, habitante de la segunda etapa, indicó que no existe patrullaje policial que detenga tanta delincuencia junta.
Por su parte, José Pérez, quien vive en la calle 5 entre 8 y 9 de la Playa de Santa Isabel, colindante con la Caldera, pidió arreglo para dicha vialidad.
Manifestó que la misma lleva más de diez años que no la arreglan y cada vez que llueve se hacen pozos, rebasan las aceras y el agua se mete a las casas.
“El gobierno se olvidó de esto y también los consejos comunales. Esperamos respuesta, porque este huequero es incomparable”, acotó.

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