Desde diciembre del año pasado, 21 familias del barrio Japón soportan olores desagradables que emanan de las cloacas colapsadas. La obstrucción de la tubería ha sido revisada en diferentes ocasiones por la hidrológica regional, sin embargo, no ejecutan las reparaciones. Al parecer, se trata de un desperfecto que amerita de gran inversión económica.
“Nos dicen que no hay presupuesto y me pregunto ¿por falta de dinero vamos a enfermarnos entre tanta insalubridad? Hidrolara debe responder por los daños”, sostuvo la dirigente vecinal y miembro del consejo comunal Antonio José de Sucre, Sonia Colombo, a propósito del desbordamiento de las aguas negras en la comunidad que colinda con el estadio de fútbol Farid Richa.
Explica que niños y adultos presentan diversos malestares a causa del colapso en la red colectora y, por esta poderosa razón, elevan un llamado de atención a la presidenta de la hidrológica, ingeniera Adriana Díaz, a fin de que ejecuten finalmente las reparaciones. Día y noche, la fetidez es la misma, agobiando a todos los conurbanos por igual.
Alimañas se multiplican en la zona, debido al terrible ambiente insalubre que los rodea. En lo posible, evitan utilizar los sanitarios porque desde los inodoros brotan los excrementos y, por ende, los domicilios quedan atrapados en la hediondez. “Tenemos niños de corta edad y, someterlos a esta insalubridad, les trae serios problemas de salud”, agregó la vecina.
Por su parte, Carmen Sánchez, otra de las residentes del barrio Japón, invitó al equipo de reporteros de EL IMPULSO hasta su casa y pudo constatarse el desbordamiento de las aguas servidas, sin duda, una condición inhumana que roba el aire puro a las familias del popular sector adscrito a la parroquia Concepción.
“Nos levantamos y acostamos, respirando fetidez, ojalá, Hidrolara ejecute los arreglos cuanto antes porque es injusto vivir en estas condiciones tan desagradables. Vienen a realizar las inspecciones, pero no llevan a cabo las reparaciones; la hidrológica se hace la vista gorda”, expuso Sánchez.
Mientras que la vecina Carmen Viloria, habló de los cambios que han hecho los vecinos en sus agendas diarias en pro de aquellos familiares más vulnerables: personas de la tercera edad y niños (as) son llevados a casas de otros parientes para, de cierta manera, librarlos de la contaminación que afecta a la barriada ubicada a poca distancia de la avenida Libertador.
Fotos: Simón Alberto Orellana
