Las Brujas…de que Salem, Salem (Parte II)

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Os pido, oh majestuosos señores de la penumbra que les echen su vaina al Raronsky para que le prive lo presidencial y la magia revolucionaria envaine a los necesitados y a los acaudalados, y muy primariamente a los cabrones de la calaña media que me tienen la cachucha llena con sus primarias. Ya llevo tres palos por el pecho y la población aguarda a la vuelta de la esquina, están en todos lados. Me acechan en la noche, el turbión elector ahí viene, por “la calle del medio” y no “por la calle del miedo”.
Trance V. El borde del Abismo
Satán está rojito de tanto rayo y esconde tras su arpón punzante el plan cubiche. Los demonios lo encierran con vítores de encantos al submundo. El sumario es una flama que arde en tinte de desangres y la ralea no dura eternamente. La muerte cosecha tras la señal de la gestión pública. El empeño de la carne en el poder. Los ojos encendidos del poblado y los malvados alabando la desaparición de la verdad. Exhumando la falsedad del emoliente. Repasando a los apóstoles maléficos a ver si atrasan el dictamen final pero los diablos están tirados, y el crucifijo y la súplica simulada, no forjan prodigios en el diábolo agitador. Dios está ciego, sordo y mudo a los paganos. La semana ya no está tan Santa y los mártires están en preaviso. Esteban tiene enfoque de fuego y la duda lo consume como quien pretende leer un mapamundi en llama. La vigilia calienta el ambiente, y la pre-ocupada p-residencia, arde sobre el filo de un despeñadero sin retorno…
Trance VI. La Pesadilla
Esteban se sacude nervioso en la cama. Las sábanas de satén pican, es mucho pa tan zamarro grosero. Vagabundea por el salón Elíptico dando orbitas, maldice la sala de prensa y hace sombra insultando a los servidores de palacio. El reinado muestra un final. Todas las esquinas son advenedizas, la cincha molesta su pelvis y el precinto escapular sostiene a un cerebro maniatado entre la chifladura y la sospecha. El tiempo no es movimiento en la línea alucinada de la demencia. Es atasco, pesadez, frivolidad: crónica de una muerte avisada.
Seguimos todos al pie del Samán. Llueve fuerte y el agua no le moja la voluntad de joder y joderse. No ha seguido la quimioterapia, la factura viene hecha y el tiempo ahora es su primer enemigo. Se le acaba la faena, el teatro sigue en pie. Los riñones no tanto. Todos sulfurados de tanta paja, se van sublimando. Las monturas encorvadas parecían formuladas de barro y mierda y los lanceros meros Sancho Panzas con bonete, libro y cuajar.
El héroe epónimo de Sabaneta en su satén grisáceo brillante tiene naipes marcados. Él, sigue de lancero y mamífero alfa, de dios olímpico, de demonio y brujo encantado, pero el tiempo es un reloj cargado y en cualquier momento habrá de despertarlo; se niega a oír el amanecer, a abrir la mirada al futuro, de ceñirse al porvenir y abrigar la piel de la educación moderna y todo ello le amedrenta, y es porque sabe bien y las ha verificado, que las brujas del pueblo, de que Salem/Salem.

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