A las 8 de la noche de este miércoles la familia de José Tomas Miquilena Tellería (38), recibió una llamada telefónica proveniente de la cárcel de Uribana. “José acaba de encontrarse con el Señor”, fue lo que escuchó Gregoria Tellería del otro lado de la bocina y así entendió que su ser querido había sido asesinado. No le dieron más explicaciones.
Según comentó la dama quien, estaba en las afueras de la morgue, su sobrino era el tercero de ocho hermanos. Antes de ser detenido se ganaba la vida como panadero, aunque en sus archivos judiciales dice que se había graduado como Técnico Superior de Contabilidad. Había pasado ocho años de su vida en la cárcel, según ella por una acusación injusta.
“Lo acusaron de haber violado a una mujer, ya mayor de edad, pero él estaba en Caracas; después fue que nos enteramos que lo involucraron, porque necesitaban echarle la culpa a alguien”, dijo Tellería.
La dama también contó que su sobrino estuvo seis años en la cárcel de Falcón y hace dos años lo trasladaron hasta Uribana, lugar que fue descrito por ella como una pesadilla. Cada 15 días tenían que reunir dinero entre la familia para que la madre lo visitara y le trajera todo lo que le faltaba.
Era padre de tres hembras y un varón, la mayor cuenta con 13 años y la menor con 2 añitos, natural de Coro y allá residía en la calle 2 del sector 5 de la urbanización Cruz Verde.
Violó más que un código interno
Sobre los hechos se conoció que Miquilena Tellería, desde que llegó a Lara, había pasado desapercibido. En su estadía en la cárcel de Falcón se unió al cristianismo y se convirtió en pastor, por lo cual, al llegar a Uribana, fue aceptado en la iglesia de media.
Los instintos que en una ocasión se apoderaron de Miquilena Tellería y lo llevaron a delinquir afloraron la noche del miércoles, cuando en compañía de otros dos reclusos presuntamente abusaron sexualmente de otro privado de libertad.
El “pran” del penal, al saber lo sucedido, ordenó inmediatamente a sus pistoleros que lo ejecutaran y éstos comenzaron con la persecución de los reclusos, entre ellos el supuesto pastor evangélico. Ellos saltaron hacia el anexo femenino para salvar sus vidas.
Uno de los internos logró salir del penal y fue refugiado en la parte de afuera por los custodios y guardias nacionales, un segundo salió bastante golpeado. Miquilena Tellería era el tercer reo perseguido y él no corrió con la misma suerte.
Se conoció por testimonios de los mismos privados de libertad que las mujeres que permanecen recluidas en el anexo, se enteraron de lo sucedido y se armaron con chuzos y tubos. Las reclusas llenas de ira procedieron a caerle encima al supuesto pastor y en un abrir y cerrar de ojos, acabaron con su vida. La víctima presentó golpes y cortadas en el cráneo, en la cara, espalda y en el glúteo.
A eso de las 10 de la noche fue que sacaron el cuerpo sin vida del interno hacia la parte externa del penal donde fue buscado por los efectivos del Grupo de Trabajo Contra Homicidios del Cicpc.
Largo historial
El hombre de 38 años de edad había pasado más de diez años detrás de las rejas y por el mismo delito: violación.
La primera vez fue detenido el 4 de octubre del año 99 en el estado Falcón. El 10 de diciembre de ese mismo año, el Juzgado Primero lo sentenció a 5 años de prisión. Por cuatro años se mantuvo detenido y el 5 de septiembre del 2003 recibió la libertad, tras recibir el beneficio de presentación, debía hacerlo cada 15 días hasta que terminara de cumplir su pena. Tan solo un año pasó cuando Miquilena Tellería fue señalado una vez más de haber cometido un abuso sexual.
El 13 de enero del 2004, una adolescente de 14 años llegó a un ambulatorio de Coro manifestando que había sido abusada sexualmente. No fue sino hasta dos días después que su familia hizo una denuncia formal.
El 8 de febrero del mismo año, apareció una adolescente de 16 años que también había sido violada. Las características de su agresor coincidían con la primera denuncia del 16 de febrero y el 22 de marzo, autoridades consignaron dos denuncias más de jóvenes de 16 años.
En total fueron cuatro adolescentes abusadas sexualmente y luego de las investigaciones se detuvo a Miquilena Tellería, quien fue señalado por las adolescentes en rueda de reconocimiento, además de los exámenes practicados a las víctimas y al aprehendido, que lo involucraban de forma directa. El 4 de junio del 2004 se llevó a cabo su audiencia preliminar y tras admitir los hechos fue sentenciado a 18 años de prisión, de los cuales había pagado casi la mitad de la pena.
Se conoció que familiares habían intentado conseguirle un beneficio de destacamento de trabajo a su ser querido. El 25 de febrero del 2010, ante los Tribunales de Falcón, se presentaron las evaluaciones realizadas por los especialistas y las mismas fueron desfavorables, señalaban que su conducta no era la acorde y debía seguir privado de su libertad. En los dos años que estuvo en Uribana, nunca fue sacado a tribunales. Estaba cerca de conseguir una nueva cita para su evaluación.
En normalidad
Trascendió que los dos internos que eran seguidos junto a Miquilena Tellería, no pueden ingresar a la población penal de Uribana otra vez, por lo cual se les está tramitando su respectivo traslado hacia otro centro de reclusión.
Luego de una noche intensa para los presos, la mañana de ayer amaneció el centro penitenciario de Centro Occidente en total normalidad. Los privados salieron con normalidad a tribunales locales y foráneos y otros a sus respectivas consultas. Cabe destacar que hace año y medio que los internos no reciben el castigo de suspensión de la visita, tras presentarse un hecho violento.
Con este nuevo hecho de sangre son 23 los privados de libertad que han perdido la vida dentro de Uribana.