Al recorrer algunos lugares del este de la ciudad, las personas podrían pensar que están en la avenida 20 o en alguna zona comercial de la capital larense, sin embargo, la proliferación de comercios informales ya no es exclusivo de estos sitios; ahora la urbanización Fundalara II, alrededor de la avenida República, la avenida Madrid, aledaña al asentamiento residencial, y la avenida Caracas, que conecta a las dos vías, se han convertido en un comercio emergente y con variedad de mercado.
Desde el inicio de la avenida República, se puede constatar que la actividad comercial desarrollada en la zona, al menos, es rentable. Ventas de discos compactos, películas, frutas variadas, piñas coladas, cachapas, víveres, venta de espejo, de cuadros y juegos de video, son algunos de los locales ambulantes que se han instalado de manera fija y permanente en el lugar.
“Hay algunos comercios que forman ‘despelote’ debido a que los consumidores paran sus vehículos al lado del puesto, y como estos ocupan parte de la vía, los usuarios quedan atravesado, lo que ha ocasionado choques casi a diario”, explicó Aquiles Rosario, habitante de la residencia San Pedro, en los alrededores del sector.
“Aquí tenemos de todo, esto no sólo trae colapso, sino también provoca la insalubridad”, continúa el residente de la zona, quien expresó que el crecimiento de este tipo de negocio ha aumentado mucho en los últimos años.
Habitantes del sector, indicaron que han hecho llamadas a la Policía Municipal y a las autoridades de la alcaldía para denunciar las actividades, cuando estas generan algún caos en la zona; sin embargo, las autoridades no han podido hacer nada en sus visitas al sitio.
A pesar que no hay ley u ordenamiento que controle la realización de estos comercios, salvo aquellos que hablan sobre la no obstrucción de vías públicas o la recaudación de impuestos por realizar actividad comercial de manera informal, ciudadanos afectados de la situación indicaron que estas acciones provocan caos en diversos momentos del día.
Leyes como la Ordenanza de Convivencia Ciudadana y Sancio-nes de Infracciones Menores, pu-blicada en Gaceta Municipal en 2002, en el artículo 25, explica sobre los ruidos molestos ocasionados en la vía pública; en este sentido, la obstrucción que generan algunos de los consumidores de los productos ofrecidos, inicia una cadena de ‘cornetazos’ que son molestos para quienes viven allí.
Además de esta ley, habría que consultar a los organismos correspondientes si, aquellos puestos que ofrecen alimentos, cuentan con el debido permiso para la manipulación de los mismos.
De cualquier manera, quienes laboran allí, tienen el derecho de trabajar y llevar el sustento a sus casas, siempre y cuando sus actividades no vayan en perjuicio de los usuarios de las vías y aceras de la zona.
La autoridad de Iribarren debe regular la situación para que ninguna de las partes involucradas sea afectada por las acciones de la otra. La Policía Municipal es la encargada de llevar acabo lo estipulado en las ordenanzas, leyes municipales y de convivencia ciudadana.
Responsabilidad compartida
Para que exista oferta, debe existir demanda. Es por ello que la venta y ofrecimiento de los artículos por parte de los comerciantes informales es un fenómeno que se genera desde el consentimiento mutuo entre las partes.
Los consumidores, consiguen lo que buscan en dichos lugares y promueven la instalación de nuevos en las zonas aledañas. Algunos de los comercios, tienen carteles que les indican a los usuarios “estacionar bien” antes de hacer las compras e, inclusive, “no realizar doble fila”. Es por ello que gran cuota de responsabilidad del caos, no es por parte del comerciante, sino del consumidor, quien no respeta las normas de convivencias establecidas en las leyes.
Dedwinson Álvarez
