La gerencia deportiva en cualquier disciplina, es uno de los cargos sobre los cuáles llueve la mayor cantidad de críticas. En Venezuela, no existe la posibilidad de completar una formación académica especializada para cumplir con este rol, por lo cual quienes lo asumen son, generalmente, hombres de retos. A Tomás Morris le tocó asumir uno muy especial, con nuevos propietarios y poco tiempo para trabajar, previo a la campaña 2012 de la Liga Profesional de Baloncesto, con los Guaros de Lara.
He aquí parte del día a día y las historias internas no difundidas hasta ahora y que, ya con la tranquilidad de no estar en competencia, se pueden conocer en un análisis más en frío. El hombre que en una misma campaña estuvo a un paso de traer a Allen Iverson y luego se vio forzado a despedir a Víctor David Díaz -por citar sólo dos ejemplos de un año alocado y muy noticioso- reveló los duros avatares de su rol.
“Siento una pena profunda tanto con la afición del estado como con la Junta Directiva que me dio la oportunidad de volver a Barquisimeto, por la eliminación del equipo. Este es un trabajo de mucha responsabilidad y stress. Fue un reto aceptar y fue gracias a la recomendación de Ruffo Jhon”, dijo el ex jugador y técnico de 46 años de edad.
Algo de historia
Morris fue arquitecto del Deportivo Táchira en 2008 -hoy Bucaneros de La Guaira- pero previo a ello, cosa que muchos olvidan, fue el gerente con el cual Guaros alcanzó sus dos finales en 2005 y 2006 (no terminó la segunda campaña). “Guaros entonces tenía grandes equipos en el papel pero quedaba último”, recordaba sobre la era de los José “Grillito” Vargas, Alejandro “Tapipa” Barrios o Armando Becker.
“En ese entonces se decía que la importación era mala y con un reajuste que se hizo con un grupo de criollos que ganaban mucho dinero, el equipo clasificó de broma. En la final luego quizás fuimos conformistas. En 2006 hicimos más ajustes y el equipo empezó de primero, pero luego salí por celos internos y un comentario de broma que yo me tomé muy en serio. Me dolió no acompañarlos hasta la final”, evocó Morris sobre aquellos años.
El hombre que creció entre jugadores como Rommel Colina, Emerson Martínez, Héctor González, los padres de Greivis Vásquez, la modelo y actriz Astrid Carolina Herrera, el coach de béisbol Graciano Ravelo, el grandeliga Miguel Ángel García o el jinete Pedro Monterrey, amén del hoy propietario Ruffo Jhon, volvió a Guaros justo antes de este torneo.
“No es nada fácil llegar a una organización en la cual ya hay un activo fijo, los jugadores, y tratar de hacerlos competitivos luego de no haber dado un rendimiento acorde, independientemente de lo que haya pasado en 2011. Había que hacer algo para demostrar que se podían hacer las cosas bien”, expresa con seriedad.
Pasó de todo
Morris reconoció que recibía órdenes que no acató en su momento. “Les decía a los muchachos que mi trasero estaba en el asador e incluso a una gira en Caracas me fui con parte del equipaje porque pensaba que el próximo en salir era yo. Les di un voto de confianza cuando la orden era despacharlos a casa porque ya no teníamos chance. Al final nos metimos en una racha positiva”.
A su juicio, para clasificar “hay que tener una buena arrancada” y recordó que los primeros juegos fueron vistos como “pretemporada” ante el escaso tiempo que tuvieron desde que asumieron la franquicia, vendida por Carlos García el 27 de enero. El camino fue tormentoso, con hasta cinco técnicos, lesiones, cambios, importados que iban y venían, mal ambiente interno y posterior cura en salud que permitió una remontada épica y que se quedó corta sólo por detalles.
“Los movimientos que se hicieron fueron pensados en consenso. Nunca hubo imposiciones. Hay personas que por desconocimiento apoyaron a ciertos personajes ligados al equipo y que nos hicieron un daño tremendo. Cuestionaban por qué venía este y se iba el otro”, manifestó el gerente deportivo.
Recordó cómo tras el fallido intento por adquirir a Diego Guevara se logró traer a Heissler Guillent, lo doloroso que fue dejar ir a Heberth Bayona pero lo positivo del retorno de Pablo Machado. Lo cuestionado que fue por lo que pasó con Víctor David Díaz o por tener en el equipo a su hermano Carlos.
También recordó los cuestionamientos a Smush Parker, las críticas por la abundancia de aleros o por no traer a un centro distinto a Marcus Hubbard. “Hubo un momento en el que tuve que apagar el teléfono y no quería hablar con la prensa porque se hacían comentarios alejados de la realidad. Tuvimos que tomar decisiones drásticas. Asumo mi responsabilidad. Siempre creí en el grupo aunque llovían críticas”.
Admitió que Víctor David Díaz había sido despedido mucho antes de su fecha definitiva de salida, que Francisco Sanabria había sido negociado a Marinos de Anzoátegui y que Héctor Santini salió del equipo por hacer comentarios que molestaron mucho al tren administrativo. Defendió la paciencia que se tuvo con Hubbard, Parker y Adams.
Lamentó lo ocurrido en el cierre del torneo. “Dimos un gran golpe en Caracas que nos permitía soñar, pero nunca pensamos que Gigantes perdería dos veces en su casa con Guaiqueríes, que vivía un mal momento. Perdimos también un partido en casa que nos liquidó, pero dejamos la sensación de que podemos hacer grandes cosas”.
Pensar en el futuro
Morris se preocupa por la generación de relevo, tanto de jugadores como de técnicos. “Necesitamos trabajar con la base y hacer reclutamiento con muchachos que de quieran echarle pichón. Forjar buenos deportistas y ciudadanos y que luego de ser enviados al extranjero, tengan reciprocidad y nos ayuden. Esperamos lograr becas para este y el próximo año”.
Habla además de la escasez de técnicos y piensa que jugadores como Leonardo Berroterán, Francisco Sanabria, Cruz Salcedo e incluso Alejandro Otaiza, quien pertenece a otra organización, son buenos candidatos y Guaros desea ayudar. “Hoy por hoy son pocos los que se preparan como Carlos Gil, Jesús Cordobés, Paco Diez o Jhonny Fernández. Necesitamos más entrenadores”. Espera enviarlos a trabajar con Mike Davis, Derrek Baker y John Calipari en el extranjero.
Jorge Hernández incluso quisiera que Guaros jugase en una liga extranjera como la de República Dominicana, en los meses en los que no hay LPB. “Hay ambición, pero no es fácil comprar una franquicia en otro país y es complicado. Son pensamientos alocados pero él quiere hacer cosas así. Por eso nos arriesgamos con la Liga de las Américas”. Ojalá todos estos esfuerzos perduren en el tiempo.
Fotos: Daniel Báez y Luis Salazar