La inspiración para un equipo considerado uno de los mejores que han brillado en el mundo del fútbol, una espina para su eterno rival, el Real Madrid, y un símbolo del nacionalismo catalán, Pep Guardiola ha sido todo eso y más como jugador y entrenador del Barcelona.
El espectacularmente exitoso técnico de 41 años, que el viernes anunció que abandonará el club al final de la temporada, llevó al Barça a obtener el récord de 13 títulos en sus cuatro temporadas en la banca, entre ellas dos ediciones de la Liga de Campeones de Europa y tres Ligas de España consecutivas.
Llegó al banco en el 2008 para suceder al holandés Frank Rijkaard en un equipo en pleno estado de confusión después de su segundo año consecutivo sin títulos, rechazó a estrellas como un Ronaldinho que estaba por debajo de su rendimiento e hizo algunos fichajes astutos que ayudaron a colocar al club en su camino para un atracón de títulos sin precedentes.
Imbuido desde pequeño del característico juego del Barça, basado en la posesión interminable y el pase rápido, lo llevó a nuevas alturas y se ganó los aplausos de pesos pesados del deporte, como el entrenador del Manchester United, Alex Ferguson, y el del Arsenal, Arsene Wenger.
Pero su enfrentamiento con el combativo entrenador del Real Madrid, José Mourinho, que fue ayudante del técnico Bobby Robson en el Barcelona cuando Guardiola era jugador, pareció quitarle algo de la alegría que sentía por su trabajo y puede haber contribuido parcialmente a su decisión de abandonar y tomarse un descanso.
Su repentina marcha después de meses de especulaciones es un nuevo golpe para un club que todavía está reponiéndose de su reciente eliminación de semifinales de la Liga de Campeones a manos del Chelsea y que también está a punto de perder la Liga en favor del Real Madrid.
Sin embargo, la decisión de la junta de ascender a Tito Vilanova, su amigo íntimo y asistente en todo este periodo, para sustituirle, sugiere que su legado estará en buenas manos.
“Lo único que me imputo es que amo mi oficio”, dijo un emocionado Guardiola a los diputados en el Parlamento catalán después de haber recibido la medalla de oro de la Generalitat, el mayor honor de la institución, el pasado septiembre.
“Lo que me ha educado es el microsistema que es un equipo de fútbol”, añadió. “Soy lo que soy por haber hecho deporte”, agregó.
Elegante
De hablar suave, indefectiblemente magnánimo en la victoria y en la derrota, interesado en la poesía y la filosofía y de vestimenta elegante, Guardiola se ha ganado la admiración y el respeto de una mayoría abrumadora en un mundo del fútbol habitualmente despiadado, tanto en España como en el extranjero.
Nacido en el pueblo barcelonés de Santpedor el 18 de enero de 1971, Josep Guardiola i Sala se unió a la afamada cantera azulgrana de La Masía en los primeros años de su adolescencia debutando con el primer equipo de la mano del entrenador holandés Johan Cruyff en 1990.
Con una excelente capacidad para recuperar y jugar a la pelota, manejó el centro del campo durante la década siguiente, ayudando al Barça a conseguir su primera Copa de Europa en 1992 además de seis Ligas, dos Copas del Rey y una Supercopa de Europa. Después de pasar por equipos de Italia, Qatar y México, se retiró a finales del 2006.
Su estancia con el Brescia en la Serie A de fútbol italiano se vio afectada cuando dio positivo por nandrolona después de un partido de la liga y fue sancionado con cuatro meses.
Defendió su inocencia y, con el tiempo, limpió su nombre en los tribunales en el 2009.
Nombrado entrenador del Barça B en el 2007, lo llevó a los primeros puestos de su grupo y a la promoción de Tercera División antes de que el entonces presidente Joan Laporta le diese su primera oportunidad de altos vuelos en junio del 2008.
Guardiola valora el sacrificio personal y la ética de equipo por encima de cualquier otra cosa y es un trabajador meticuloso y obsesionado con los detalles, preparando sus partidos con videos de los equipos rivales.
Conocido por su habilidad para motivar, ha logrado inspirar al delantero argentino Lionel Messi en sus tres Balones de Oro consecutivos, además de descubrir otros talentos como Sergio Busquets, Thiago Alcántara y Pedro.
“Además de los títulos ganados, lo que siempre recordaré es algo que no es un campeonato, el trofeo del orgullo”, dijo el viernes el presidente del club, Sandro Rosell, en la rueda de prensa de despedida de Guardiola.
“Gracias a Guardiola hemos ganado el trofeo del orgullo. No estará la copa en el museo, pero se asienta como espíritu del Camp Nou”, añadió Rosell.
