El director regional del estado Miranda, Gustavo Villasmil, y el director de Salud de la alcaldía de Sucre, Julio Castro, estuvieron en Barquisimeto en ocasión de la visita del candidato a la Presidencia de la República de Venezuela, Henrique Capriles Radonski.
Aprovecharon la oportunidad para hablar sobre el tema de la centralización en el país y el daño que ha hecho no sólo al sector salud, sino también a las áreas vitales como seguridad, educación, vialidad y servicios básicos.
«Es la segunda oportunidad que venimos al estado Lara para reunirnos con representantes del gremio médico y del sector académico, en vista de la excelencia con que se cuenta con respecto al nivel de instrucción científica de los profesionales de la región», explicó Villasmil.
El objetivo es intercambiar experiencias para mejorar el sistema de salud, en un diálogo que beneficie a la población, a pesar de la dificultad para obtener suficientes recursos económicos que procuren mantener infraestructuras ambulatorias y hospitalarias de tradición.
Insistió en la calidad médica de los larenses, inclusive en la creación de instituciones pioneras como Ascardio, un centro cardiovascular único en el país, que solucionaría múltiples trastornos cardiovasculares, sobre todo al tomar en cuenta que las muertes por enfermedades del corazón han tenido un gran ascenso desde el año 2004.
«Nosotros sufrimos el mazazo de la centralización en el estado Miranda, nos quitaron nuestros 17 hospitales y el resultado ha sido peor porque muchos de ellos no tienen ni siquiera médicos para sus emergencias, algo impensable en el estado Lara», indicó Villasmil.
Por este motivo, la gobernación de Miranda procuró mantener 64 establecimientos de salud con los insumos y personal necesarios para una atención de calidad a la población, gracias a las alianzas estratégicas con centros privados, iglesia católica, ONG, Fe y Alegría, Congregación Salesiana y las municipalidades.
¿A quién le importa?
Sobre la centralización, Gustavo Villasmil reiteró que lo único que ha traído al país ha sido caos y que en la mayoría de los países, inclusive de Latinoamérica, han establecido que esta política pública está destinada a fracasar.
«Si se daña la nevera donde guardan las vacunas en un ambulatorio de Quíbor, ¿a quién le importa? Por supuesto que a la comunidad afectada, y por ende al alcalde y gobernador. ¿Qué puede hacer alguien desde una oficina ministerial desde Caracas con aire acondicionado? La realidad es que poco le importa y la burocracia hace que las soluciones nunca lleguen», insistió el director de Salud de Miranda.
Otro ejemplo real y tangible -agregó Villasmil- es que este 29 de abril comienza la Semana de las Américas, en la cual se busca reforzar la cobertura de vacunación en todos los países del continente.
«Pero… ¿qué pasa? No tenemos vacunas y debemos suplicar al Ministerio de Salud que nos envíen. Esto no es posible», declaró con indignación.
Asimismo, los índices de mortalidad materna e infantil, que son indicaron básicos de salud en un país, han ido en aumento en Venezuela en los últimos diez años, como ocurre con el número de embarazos en adolescentes, que tiene al país en un nada honroso primer lugar de Latinoamérica.
Único hospital municipal
En el municipio Sucre existe el único hospital que depende de una municipalidad, el Pérez de León, el cual hasta ahora se ha podido mantener, como precisó Julio Castro, director de Salud de la alcaldía de Sucre, quien indicó que Carlos Oscáriz se ha esforzado en garantizar que el centro de salud cuente con los insumos necesarios para la atención a la población.
«Además contamos con un postgrado de Cirugía, además de administrar otros 22 centros ambulatorios con éxito. De hecho, cuando comenzamos había un 90% de actividad curativa en el municipio y sólo un 10% de prevención; ahora lo hemos cambiado a un 50%-50%», declaró Castro.
El número de consultas aumentó en un 200% durante la gestión actual, de manera que ahora los habitantes del sector pueden ser atendidos en el centro de salud más cercano.
«Queremos generar confianza, crear un modelo que nos dure al menos 20 años, cambiar el sistema de salud actual por uno que verdaderamente funcione, y el pueblo, sin ningún tipo de distinción, pueda ser atendido de una manera digna, justa, y sin intervención de gobiernos extranjeros», concluyó Castro.
