Vivimos entre alarmantes estadísticas sobre la decadencia de los libros y exhortaciones enfáticas a la lectura, destinadas casi siempre a los más jóvenes.
Hay que leer para abrirse al mundo, para hacernos más humanos, para aprender lo desconocido, para aumentar nuestro espíritu crítico, para no dejarnos entontecer por la televisión, para mejor distinguirnos de los chimpancés.
La fecha del 23 de abril fue acordada para celebrar el día del idioma en el mundo hispano. En esta fecha, en 1616, falleció Miguel de Cervantes Saavedra, autor de la célebre y conocida obra El Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha, considerada una de las obras de mayor circulación mundial, en los distintos idiomas, y consagrada como la más importante en la literatura española y una de las obras cumbre de la literatura universal.
A su famoso género narrativo se vinculan también las llamadas novelas ejemplares, caracterizadas por famosos relatos, en su estilo literario, lo mismo que composiciones de teatro, comedias y poesía, en la cual no insistió diciendo que “era una gracia que no quiso darme el cielo”.
Vale la pena destacar la importante labor realizada por nuestro insigne hombre don Andrés Bello, gran humanista venezolano, orientado en su formación para la enseñanza, siendo inclusive profesor de Simón Bolívar, con su carácter intelectual como autor de estudios lingüísticos y del código civil chileno, se identificó con la causa y los procesos de independencia de los países iberoamericanos.
Estos fueron los aspectos que motivaron y promovieron la expedición de la ley que consagra esta fecha, 23 de abril, como día del idioma. Los orígenes de la lengua castellana se remontan a la época de la formación de las lenguas romances, cuando los romanos conquistaron a España e introdujeron el latín en el conjunto de las lenguas ibéricas.
En esta conjunción de los idiomas nativos con el latín se formaron varias ramas de las lenguas romances, con vigencia en las distintas provincias de la península. El castellano tuvo preponderancia en casi toda la geografía ibérica y se convirtió en el idioma oficial, trasplantado por los conquistadores a las colonias americanas, incorporando numerosas voces de los idiomas germánico, árabe, francés e inglés, también producto de conquistas y relaciones entre los pueblos de Europa.
Hoy se han agregado al diccionario de la Real Academia de la Lengua nuevas palabras procedentes de otros idiomas, regionalismos, dialectos y parte del vocabulario científico y tecnológico que viene enriqueciendo las áreas del conocimiento.
El idioma es instrumento básico de los pueblos para su desarrollo e interrelación. Sin un lenguaje claro, adecuado y fortalecido con el habla popular y las innovaciones que a diario se dan, resulta difícil toda participación en los procesos de desarrollo.
El conocimiento de las formas del lenguaje ayuda a la mejor expresión del pensamiento y sólo conociendo sus formas elementales puede hablarse y escucharse bien, escribir, leer y opinar mejor.
Las disciplinas académicas contemporáneas y los avances investigativos en los campos de la ciencia, la tecnología y las comunicaciones, extienden el conocimiento que solo es dable adquirir por medio de un buen uso del idioma. Una buena recepción está condicionada al buen manejo de la palabra.