Pepi, “ Gente De Primera”

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Muchos temas de qué hablar, todos muy importantes, pero murió mi amigo Pepi Montes de Oca y es obligante para mí rendirle un homenaje, sencillo, sincero y afectuoso. Recuerdo a Pepi Montes de Oca desde mi infancia. Con mis padres íbamos a la misa dominical en la iglesia de La Coromoto en Bararida. Mis padres saludaban siempre a un señor, muy bien vestido, y a su siempre sonriente esposa, que solían ubicarse en el primer banco de las entradas laterales de la iglesia. Yo, todavía niño, le oí decir a mi padre que ese señor era el Secretario General de Gobierno del Estado Lara y aunque no tenía mucha conciencia de qué era eso, sentía un gran respeto por él. Nunca me atreví a saludarlo, su presencia me imponía algo de temor, a pesar de la cordialidad con la que saludaba a mis padres y a todo el que se le acercara.
En 1963, año de elecciones y yo apenas entre los 14 y 15 años, cumplí 15 en septiembre,durante la campaña me iba a los actos políticos de Copei, un poco a escondidas de mis padres que me decían que no tenía edad para eso. Allí me volví a encontrar al señor de la iglesia La Coromoto, y esta vez dirigiendo, hablando con todos, dando indicaciones, todo el mundo acudía a él y esta vez me atreví a saludarlo y su respuesta fue cordialísima, eso me dio confianza. Gente contemporánea conmigo lo trataban de tú, y a eso si no llegué sino muchos años después. Era fácil tratarlo, por su simpatía y cordialidad. Desde ese momento, para mí la figura de Pepi me fue muy familiar. Ese mismo año, al final de la campaña, un tío materno ya fallecido, Enrique Ramos Cordero, me invitó al mitin de clausura de Caldera en Lara y me fui con él, de nuevo con cierto disgusto de mis padres porque era menor de edad. Al terminar el acto, en el carro de mi tío nos fuimos, además de mi tío, Luis Herrera Campíns, Pedro Pablo Aguilar, Rodolfo José Cárdenas y yo. Todo el mundo los saludaba a ellos y en el trayecto hablaron mucho del asesinato de Kennedy que había ocurrido dos días antes. Yo, por supuesto, iba calladito, sólo oía y observaba. Mi tío preguntó hacia dónde íbamos y Luis Herrera le dijo donde Pepi y Gracielita en la avenida Lara, muy cerca de donde es hoy el Colegio San Vicente de Paúl. Era una espaciosa casa, allí estaba el candidato Caldera, mayestático como de costumbre y centro de todas las miradas y saludos. Pepi y Gracielita, su esposa de toda la vida, eran los anfitriones, amabilísimos con todos, hasta con los “coleados” como yo. Había varios conjuntos criollos que cantaban piezas venezolanas adaptadas a los mensajes de la campaña. Pepi saludaba y se dirigía a los líderes regionales de Copei, recordándoles lo que debían hacer hasta el día de las elecciones. Se veía que aquel hombre conocía y lideraba al partido en Lara. A partir de aquella noche me ubicó con mi familia y nunca más se olvidó de quién era yo.

He leído una imprecisión en los cargos que ocupó Pepi. Él no fue gobernador de Lara durante el gobierno de Betancourt, lo fue durante el primer gobierno de Caldera. Ocupó la gobernación del Estado Lara entre 1969 y 1973. Fue uno de los gobernadores estrellas de Caldera, quien no quería que se retirara, le pidió que lo acompañara hasta el final del gobierno, pero Pepi le manifestó que quería ir al Congreso Nacional en el siguiente período. Caldera un poco disgustadoaceptó y lo sustituyó con Nelson Dávila Aguilera. Antes, en el gobierno de Betancourt,Pepi fue Secretario General de Gobierno, siendo gobernador el Dr. Eligio AnzolaAnzola y ambos se hicieron muy amigos, se estimaron mucho y mantuvieron una sincera amistad hasta la muerte del Dr. Anzola.  Pepi fue un gobernador eficiente, amante de la descentralización y el desarrollo regional. Estuvo entre los fundadores de FUDECO y de él se decía que era muy “fudequero”, es decir, le daba mucha importancia y consultaba mucho al organismo regional. Lo contrario de la tragedia actual.
Pepi fue el jefe de campaña del triunfante candidato Luis Herrera Campíns y luego su ministro de relaciones interiores. Encargado de la Presidencia de la República en múltiples ocasiones. Entonces se cumplía cabalmente la Constitución Nacional. Se decía con frecuencia en esa época, cuando alguien quería plantearle un problema al Presidente, “habla primero con Pepi y si no te resuelve el problema ve donde el Presidente”.  Pepi siempre resolvía los problemas. Fue, ciertamente, un hombre controversial. Según algunas personas cometió errores y siempre me pregunto quién no comete errores, pero su balance es altamente positivo. Lo vi durante su velatorio y entierro. Mucha gente, mucha, de todas las condiciones sociales y de todas las ideas políticas lo elogiaban y todo el mundo tenía algo que agradecerle. Fue tolerante, abierto, respetuoso de las ideas, de firmes convicciones democráticas. Fue un hombre útil, valioso. Con todo derecho está incluido en la lista de lo que él mismo llamó “Gente de Primera”.Un abrazo Pepi.

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