A pesar de tener un parecido a una humanización, como elemento de un recurso expresivo, utilizado por autores en sus obras literarias, pues, no lo es.
Tampoco es una exageración. Es la realidad de la justicia en Venezuela. Las pruebas están en los retardos procesales, en las inmensas cantidades de expedientes archivados, en la poca importancia y burla hacia las víctimas, por parte de jueces, fiscales y hasta abogados.
Es decir, nuestra justicia está bastante mal, camina muy mal, no avanza como debe ser, no prospera, no mejora. Para muchos está grave, está en terapia intensiva y para otros, va en franco retroceso.
Mientras tanto, otros países avanzan en materia de justicia y Derechos Humanos. Ahora, ante todo este deterioro, daño, deformación, destrucción, que observamos todos los venezolanos, en relación a la justicia de nuestro país, solamente nos queda protestar, opinar, denunciar, aportar herramientas, estrategias, soluciones, como remedio para curar, salvar, reparar, enmendar y subsanar el cáncer que tiene la justicia en Venezuela, como es, la lentitud, retardo, lo tardío, lo lerdo y perezosa en que la han metido, quienes tienen en sus manos, la justicia.
No es posible, encontrarse y recordar casos de violaciones de Derechos Humanos, que tienen hasta diez, quince o veinte años, sin resolver. Otros dirán que me quedé corto, porque existen otros casos, que se pierden en el tiempo. Por todo lo dicho, caemos en una gran contradicción e interrogante. Nos preguntamos, ¿para qué existen, tantas leyes, si no se aplican correctamente? O se valen de ellas para caer en la corrupción o intereses personales. ¿Qué cree usted, amigo lector? ¿Por qué se habla tanto de impunidad? Lo cierto, es que nuestro pueblo es sabio.
Dice el refranero popular que “cuando el río suena es porque piedras trae”. No es menos cierto que, la injusticia o la mala aplicación de la misma, toca muchas veces, a nuestros cuerpos policiales. Por ejemplo, no hay justicia, cuando no se valoriza el trabajo que realizan los policías, cuando ponen en grave riesgo sus propias vidas, al efectuar un determinado procedimiento.
Igualmente, el trabajo de un médico, de un docente, de una secretaria, el de un trabajador de una empresa privada, entre otros. Agarrar un delincuente, presentarlo ante un fiscal y a la media hora está en calle, eso se llama injusticia, abuso, ilegalidad, irregularidad, atropello, tanto para el policía como para la víctima. A manera de conclusión, ante todo este enredo, problema, complicación, dificultad, embrollo, maraña, y desorden, en que han metido a la justicia venezolana, quienes no han sabido hacerlo, quienes improvisan, los malos gobiernos que hemos tenido, nos preguntamos ¿Qué vamos a hacer? ¡quedarnos de brazos cruzados¡ ¡protestamos¡ ¡mejor sigo siendo una persona pasiva¡ ¡que protesten los demás, por mi¡ ¡nunca he tenido problemas, ni los tendré jamás¡
Cree usted, que estas interrogantes y pensamientos, son la solución. De ser así, ¡que Dios nos agarre confesados¡ “Quien sabe de dolor, todo lo sabe”. Dante Alighieri.
La Justicia en Muletas
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