El conocimiento está al servicio de dos actividades que se hacen primordiales en la gestión innovadora de las instituciones educativas y las empresas: la creación y la decisión.
1ª.- La Creación
Es una labor de “síntesis”, donde haya que diseñar, proyectar un enfoque, una solución o algo nuevo no existente hasta el momento. Por lo general preparamos más a alumnos, docentes y los trabajadores de las empresas para las funciones de análisis que a las de síntesis. Basta observar temarios y prácticas de cualquier programa universitario o empresarial para comprobarlo.
El “análisis” se basa en “la disección de algo en sus partes más elementales” para poder aplicar reglas lo más simples posibles que permitan concluir, en definitiva: “buscar causas sobre lo ocurrido”; y en “saber, para corregir el rumbo de lo que ocurre”, pero “sin cuestionar las reglas” preexistentes. Sólo con ellas activadas es posible el control. Hay demasiadas reglas y cómo las aprovechan los que ejercen cargos y poder en cualquier institución.
La “síntesis”, para ser activamente empleada en la educación, en la formación empresarial y en la vida real, “deberá modificar las reglas” de control existentes. Es de necesaria aplicación modificar las reglas que no resuelven problemas, por ello la educación venezolana está ante un grave problema: nos hemos quedado dormidos y atrasados en el cambio de paradigmas.
Conductas derivadas
Cuando vemos un problema, desde el “análisis” buscamos, con las reglas ya existentes, las causas de su aparición. Cuando vemos un problema desde la “síntesis” buscamos qué reglas no son válidas para explicar lo ocurrido. Ahí es donde actúa la creatividad como una habilidad imprescindible, componente esencial y superior de la inteligencia.
De ambos esquemas de pensamiento se deducen respuestas muy distintas:
a) Desde el análisis, vamos hacia el control de las causas para “tomar medidas sobre los comportamientos de personas”.
b) Desde la “síntesis”, vamos hacia las reglas con las que operamos, para con una visión mucho más sistémica, “determinar lo que no funciona para crear otras opciones” más adecuadas a las circunstancias vividas.
2ª.- La Decisión
Es elegir entre opciones o alternativas sobre las que comparar con los distintos criterios con los que operamos. Está compuesta de dos partes que se mezclan indebidamente: la “creación de las opciones”, y el “juicio prematuro” que ejercemos sobre ellas.
El “prejuzgar”, es el gran enemigo de la decisión acertada porque busca un atajo mental para llegar al resultado lo más rápido posible. Los “esquemas previos” en la creación de opciones degradan la posibilidad de una solución acertada porque cada juicio está sesgado en función de los esquemas dominantes de cada persona.
Para conseguir resultados de la acción pensante, tanto a nivel individual como colectiva, hace falta además de información y conocimiento “una cierta dosis de método”.
En el adecuado equilibrio está el hacer bien las cosas. Tan importante como disponer de información y aplicar el conocimiento “es aplicar una forma adecuada de pensar”. El análisis y, sobre todo, la síntesis y la decisión forman parte del empleo inteligente del conocimiento.
Conocimiento: ¿Para qué?
Para “Innovar”, porque, en última instancia, si hurgamos en nosotros mismos descubriremos que -afortunadamente- todo nuestro “conocer” está montado sobre el “crear”. Es apenas hace 200 años que Occidente descubrió que lo esencial es la capacidad de poner o crear el Bien y el Mal en nuestro propio Espíritu. Ahora bien, por definición, tautológicamente: “ Conocer el proceso de crear es imposible”.
Para que el conocimiento se transforme en innovación “hace falta una actitud y capacidad previa de aceptar y convivir con lo nuevo”. Esta actitud, que se opone a la estabilidad y seguridad como valores, es la que condiciona la acción pensante en el empleo del conocimiento. Esta proactividad hacia lo nuevo es minoritaria en situaciones de bonanza y confort, hasta que llegan momentos de crisis y los problemas se hacen visibles y ostentosos.
Cuando somos capaces de aplicar el conocimiento para cambiar, en situaciones de bonanza, tomamos ventaja frente a otros. Hacer esto significa innovar con anticipación, “atributo que sólo lo ostentan los líderes de todas las ramas de actividad”. Cuando se innova por necesidad se tiende a cambiar por imitación, a copiar más que a crear, porque no hay tiempo. Si no anticipamos y proyectamos a tiempo, no habrá tiempo para cambiar.
Innovación o Cambio Continuo
En los últimos años del sXX, el proceso interactivo aplicado con una actitud proactiva a lo nuevo, con método, rigor y continuidad consiste en: 1.-Evitar lo obsoleto. 2.- Crear oportunidades nuevas.3.-Dinamizar las operaciones. 4.-Desarrollar productos y servicios. 5.-Decidir entre opciones: presenciales, e-learning o mezcla de ellas. 6.-Proyectar tendencias, dando prioridad a la denominada innovación. 7.- Sembrar Emprendedores. 8.- Usar el aula todo el año.
Tomando en cuenta la diversidad de principios, ideas, gustos, y la tendencia natural de la humanidad de resistirse al cambio, C. Grayling, filósofo de Oxford, compila en un trabajo de 30 años las opiniones de los más grandes pensadores de todos los tiempos, que han ayudado a escoger lo que es verdadero y bueno. En 2011 enfatiza en The Good Book: “el conocimiento es libertad, liberarse de la ignorancia, que es producto del miedo; el conocimiento aclara y libera; el miedo subyuga y cuando poco se entiende necesita de historias y leyendas para reconfortarse”.
Lo triste es que los gobernantes y autoridades en la educación son ratones que persiguen a los gatos. ¿Cuántos docentes e informáticos bien preparados en Maestrías y Doctorados no han sido tomados en cuenta para que fueran los agentes de la innovación universitaria y empresarial? ¿Habrá alguna autoridad universitaria, gubernamental y/o política, que se atreva hacerlo?