Con el respeto a todos los mandatarios que asistieron a la Cumbre de las Américas, en Cartagena, Colombia, e igualmente, el respeto a los lectores de este prestigioso diario impreso, ya que se escuchan en la calle muchos comentarios en relación a las decisiones tomadas, como por ejemplo la no participación en ninguna otra cumbre de la Américas si a Cuba no la dejan participar.
A esta súplica se suma el Presidente de Colombia. Con este tipo de actitud se parecen a unos niños malcriados, cuando no le dan algo, como un caramelo. ¡No les da pena¡ Y esto lo vio y escuchó todo el mundo. Ustedes saben lo que significa el gran esfuerzo, tanto físico como económico, que se necesita para montar una cumbre y que no se discuta el grave problema de inseguridad, desempleo, hambre, pobreza, enfermedades, falta de viviendas, desastres naturales, la contaminación ambiental, el propiciar climas de enfrentamientos entre hermanos de un mismo país por dictadores, respeto a los Derechos Humanos, entre otros tantos males, que aquejan a los países.
Es decir, este tipo de reuniones, para lo único que sirve es para el disfrute, paseo y distracción. Me baso, porque en Venezuela los problemas siguen iguales, y quizás, hasta peor. No nos beneficiamos en nada. Continúa la injusticia, la impunidad, la violación de las leyes. Por otro lado, que si va o no un determinado país a la cumbre, como Cuba, parece ser lo más importante. Es decir, apartaron los casos más importantes, para discutir este punto. Nos parece, una gran falta de respeto, a todos los habitantes de estos países que asistieron por la falta de seriedad y responsabilidad de cada uno de sus representantes. Motivado a esta situación presentada, muchos coincidimos, en que más nunca se dé una Cumbre. No aporta nada a los países con mayores problemas. “El comportamiento de una persona es el espejo en el que cada uno muestra su verdadera imagen”.
W. Goethe.