En el barrio La Colina, al este de Bobare, los vecinos viven, como dijo uno de ellos, “a la buena de Dios”, pues desde su fundación es poco o nada lo que han recibido por parte de la alcaldía de Iribarren.
La Colina está al lado de La Democracia, pero como ocurre en esta comunidad, ellos también están padeciendo una verdadera dictadura de indiferencia oficial ante las múltiples necesidades que confrontan.
En primer lugar, las calles son simples caminos por los cuales resulta difícil y a veces hasta imposible pasar en verano y en invierno por el estado en que se encuentran.
“Esto, en verano es un polvorín que enferma a los vecinos y en invierno un barrial en el que se quedan pegados los carros”, dijo Alberto Alvarado, uno de los vecinos.
Señaló que de nada han valido los ruegos a la junta parroquial o la alcaldía directamente para que hagan las aceras y asfalten lo que llaman calles pues nadie les hace caso.
“Como si aquí no viviera gente que vota cada vez que hay elecciones”, manifestó.
Pero en La Colina de Bobare también tienen el problema del agua, que es sumamente grave.
“Aquí hasta las iguanas tienen que cargar sus cantimploras para poder beber agua”, dijo Alvarado en tono jocoso.
Los camiones cisternas pasan dos veces al mes, lo que obliga a las familias a racionar el líquido para poder cumplir con las necesiAlbertodades hogareñas.
Y como no tienen agua por tubería tampoco disponen de red de cloacas, aunque hace años instalaron la red de la que sólo las “bocas de visita” existen como esperanza de que algún día dispondrán del servicio.
Igualmente en La Colina están pidiendo desde hace tiempo la canalización de la quebrada que les divide con el centro de la población pues, además, cuando llueve se quedan aislados por falta de un puente o al menos una pasarela peatonal.
Francisco Gabriel Rivero, otro vecino, insistió en lo de las calles pues el transporte público es renuente a entrar a la barriada por el temor de que sus vehículos sufran daños mecánicos.
Pero considera grave la falta de agua por tuberías y de la red de cloacas, sobre todo por el crecimiento que los últimos años ha experimentado la comunidad.
También están exigiendo alumbrado público y que Corpoelec ordene el cableado existente en las calles que representa un peligro pues la mayor parte es producto del ingenio de los mismos vecinos.
Verónica Rodríguez también pidió de la junta comunal acondicionar el parque infantil exitente en la barriada pues, gracias a la falta de mantenimiento, está muy deteriorado y los niños no pueden hacer uso pleno del mismo.
Además de reacondicionarlo es necesario reparar la cerca para que pueda ser cerrado y no sea tomado durante las noches por los antisociales responsables del estado en que se encuentra.
Dalia del Carmen Querales, otra vecina, también pidió mayor atención por parte de la municipalidad para La Colina pues se sienten desasistidos por completo y por eso los problemas se agravan cada vez más.