No hubo protestas y sólo una persona vociferó improperios. Los únicos abucheos fueron para el umpire del plato y para la octava entrada Los Marlins de Miami de Ozzie Guillén tenían a los aficionados en un trance tan feliz que el rugido sacudía el vestuario.
Ozzie Guillén hizo un retorno triunfal al banco el martes, cuando los lanzadores Josh Johnson y Heath Bell se recuperaron de malos comienzos de temporada para ayudar a los Marlins a vencer a los Cachorros de Chicago 5-2.
Cuando el dugout se vació y Guillén reunió a sus jugadores en el campo para la celebración del final del partido, sólo había vítores de los aficionados.
No hubo manifestaciones contra Guillén, aunque un aficionado vociferó insultos desde las gradas contra el piloto varias veces durante el partido.
“Fue maravilloso jugar y abrazar de nuevo a Ozzie”, dijo Bell. “En verdad queríamos ganar para él y tratar de poner todo esto detrás de él”.
Guillén regresó de una suspensión de cinco juegos impuesta luego que sus comentarios de elogio a Fidel Castro causaran furia en el sur de Florida, especialmente en la comunidad cubano-estadounidense.
Johnson permitió solamente dos carreras en siete entradas y Bell se llevó el salvamento, luego de cuatro erráticas salidas previas.
El dominicano Hanley Ramírez rompió un empate 2-2 con un jonrón de tres carreras en el octavo, su tercer cuadrangular del año. La victoria fue un alivio para Guillén. “Gracias a Dios este día se termina”, dijo.
No hubo manifestaciones contra Guillén, aunque un aficionado vociferó insultos desde las gradas contra el piloto varias veces durante el partido.
Guillén dijo que lo que escuchó de la multitud fue su apoyo. “Todo estuvo muy bien”, dijo. “Hizo que el día se me pasara un poco más fácil. Agradezco la forma en que la gente se portó, no sólo conmigo sino con el equipo”.