El plan argentino de expropiar la filial local de la petrolera española Repsol-YPF generó una fría recepción en la mayoría de los gobiernos de América Latina, que se dividieron entre quienes rechazaron abiertamente la medida y quienes aseguraron que no provocará impactos en sus empresas o economías.
El único apoyo pleno llegó de Venezuela, donde el presidente Hugo Chávez lleva más de una década transitando el camino de las nacionalizaciones, que desataron fallos desfavorables en tribunales arbitrales internacionales por miles de millones de dólares.
La mandataria argentina, Cristina Fernández, envió al Congreso un proyecto para expropiar el 51 por ciento de YPF , la mayor petrolera del país, para intentar recuperar el autoabastecimiento de hidrocarburos y así reducir la abultada cuenta que cada año paga por importar combustibles.
La medida ya fue rechazada por la firma y por el Gobierno de España, que amenazó con tomar represalias contra el país.
«Respetamos las políticas de nuestros vecinos, pero definitivamente no compartimos esas políticas. Hemos aprendido de la forma más dura hacia dónde llevan esas políticas insanas», dijo el ministro de Economía de Perú, Luis Miguel Castilla, en un evento con inversionistas en Londres.
«Para nosotros es importante respetar las decisiones soberanas de países que son nuestros vecinos, pero tenemos modelos diferentes.
Nuestro modelo es atraer a los inversionistas», agregó.
Los analistas creen que la decisión de Cristina Fernández no solo generará una larga batalla legal con Repsol-YPF, sino que además hará cuesta arriba la tarea de conseguir fondos para desarrollar un gigantesco yacimiento de hidrocarburos no convencionales hallado recientemente en el sur del país.
El Gobierno asegura que tomó este camino tras no lograr que Repsol-YPF realice las inversiones necesarias para detener la caída en la producción. En ese punto se diferenció el presidente boliviano, Evo Morales, que está sentado sobre una de las mayores reservas de gas del continente.
Morales dijo que entre Repsol-YPF y el Gobierno boliviano -que en el 2006 nacionalizó la industria del gas- hay una «relación de mucha confianza», especialmente porque el gigante español «respeta toda la normativa boliviana» y realiza inversiones que «van bien».
México, por su parte, fue categórico. «Me parece muy lamentable que el Gobierno de Argentina, de nuestra buena amiga Cristina Fernández, haya tomado una medida que no le va a hacer bien a nadie», dijo el presidente Felipe Calderón.
La petrolera estatal mexicana Pemex tiene una participación del 10 por ciento en Repsol-YPF, que con la expropiación se quedaría sin las enormes reservas que prometían los últimos hallazgos de YPF.
Aplausos
Al argumentar el plan, la presidenta argentina citó una decena de países que tienen petroleras estatales, para ejemplificar que su medida no era nada fuera de lo común.
El anuncio fue aplaudido por los funcionarios que escuchaban a la presidenta al igual que por el Gobierno del venezolano Chávez, con quien Fernández mantiene una cercana relación.
«Nosotros apoyamos plenamente las decisiones soberanas tomadas por el Gobierno de la presidenta argentina (…) Todos los gobiernos están en su derecho de hacer uso de sus recursos naturales», dijo el ministro de Energía, Rafael Ramírez, en la presentación de resultados de la petrolera estatal PDVSA, desatando una gran ovación de su audiencia.
En Buenos Aires, en tanto, el mayor rival político de Fernández, el alcalde de Buenos Aires Mauricio Macri, apuntó al talón de Aquiles de la historia política de Fernández y de su fallecido esposo, el ex mandatario Néstor Kirchner, con respecto a la estrategia energética.
«Los mismos que votaron por la privatización hoy la estatizan», dijo Macri a periodistas, haciendo referencia a que ambos apoyaron la venta de YPF a Repsol-YPF en 1999.
Cuidando intereses
La tercera línea de reacción fue la de Chile y Brasil.
Chile dijo el martes que apoyará a la petrolera estatal ENAP -que tiene inversiones por unos 100 millones de dólares en asociaciones de exploración y explotación con Repsol-YPF en Argentina- en caso de que sus intereses se vean afectados por la expropiación.
La respuesta formal de Brasil fue positiva. Pero es uno de los países con mayor necesidad de negociar, porque la presión del Gobierno argentino contra Repsol-YPF ya tocó los intereses de la estatal Petrobras, que sufrió la quita de una concesión en la provincia patagónica de Neuquén a manos de la administración provincial.
La nueva presidenta de la firma, Maria das Graças Foster, tendrá este viernes una reunión «decisiva» con funcionarios argentinos para discutir ese caso.
El Gobierno argentino ha presionado a Neuquén para que devuelva el área quitada a la filial argentina de Petrobras.
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