Esta semana se cumple un año más del comienzo formal de la gesta independentista de nuestro país. Seguramente el gobierno realizará los actos oficiales correspondientes y oiremos la retórica de siempre. Por su parte, la oposición, suponemos, aprovechará la situación para plantear lo suyo. Una nueva y “verdadera” gesta de independencia y libertad. Cada quien tratará de sacarle provecho político al momento, con sesudos análisis y proposiciones gastadas. Para ver si captan los votos de la gente, sobre todo, de los silenciosos indignados que ya no creen en nadie. Otros, soñarán, con la posibilidad de construir un gobierno humano, que satisfaga la majestad divina, verdadera utopía para un mundo dominado por el pecado. Los eventos pasarán como de costumbre. Y seguro, quedará el vacío de una esperanza verdadera. Permanecerá el eco de palabras huecas, que solo enaltecen el ego de individuos, a través de oratorias cargadas de incordio recurrente.
Rebeldía, independencia y libertad son consignas que hoy se multiplican. Las redes sociales se han convertido en un instrumento multiplicador de ideas y propósitos que establece parámetros nuevos, que se enrumban para exigir participación en la sociedad. El protagonismo ciudadano se ha diversificado tanto, que cualquier reclamo o pedimento de los conglomerados humanos se presenta como una lucha por independencia y libertad. Los estados socialistas y comunistas son los más explosivos, por razones obvias. Así como también, aquellos países, con dominio religioso extremo, los cuales están haciendo implosión de manera permanente. Imposible negar, que las poderosas cadenas de información mundial son, quienes tienen la oportunidad de crear en la mente y el pensamiento del individuo en el mundo, el criterio y la necesidad de independencia. En muchos casos imponen el concepto, determinan la aplicación y la existencia de la misma. Sin embargo, en medio de los grandes centros de poder. En los países desarrollados, los movimientos civilistas, sin ninguna afiliación ideológica, marchan diariamente y sin descanso pidiendo justicia, libertad e igualdad.
Definitivamente, los deseos de independencia y libertad copan la mente del hombre sobre la tierra. Los países y las distintas sociedades claman por este beneficio. Cada una aboga, según sus propias convicciones, por la conquista de esta preciada condición. Pero el hombre pasa y las sociedades dan lugar a otras. Los regímenes políticos se intercambian los puestos de poder en el tiempo y en el espacio. Y todo sigue igual. El capitalismo como sociedad de progreso se ha excedido históricamente en ambición desmedida por la riqueza material, en detrimento del planeta y de las mayorías. Esto le dio la oportunidad al socialismo y al comunismo para predicar una supuesta igualdad que “embadurnó” a generaciones enteras, que todavía creen. El capitalismo perdió espacio. El “segundo aire” del socialismo en la actualidad, ha demostrado que tampoco sirve para nada y sus propulsores van pasando a la cola de las posibilidades. Aparece entonces, de nuevo, un capitalismo forzado, pero el mundo civilizado tiene muchas dudas de este, que no logra crear confianza por cuanto se le ven claramente “las costuras” de la ambición.
El hombre, la humanidad, siguen huérfanos de una esperanza verdadera. De una libertad genuina. De una paz, que le haga vivir definitivamente con tranquilidad. Por cuanto la buscan en la práctica de gobernantes falibles, ambiciosos, crueles y violentos, proclives a la corrupción. ¿Qué queda entonces?. El Señor Jesús lo aclaró. “Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra,… conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.”Juan8:31,32. Y qué es la verdad por fin, se preguntarán muchos, porque teólogos, eruditos bíblicos y estudiosos del cristianismo han empantanado la verdad verdadera, con interpretaciones personales y tradiciones. Creando sofismas y filosofías cristianas. Algunos se apoyan en libros apócrifos apartando a muchos de Cristo. Pero el mismo Jesús responde esa pregunta. “Jesús respondió: «Yo Soy el camino, la verdad y la vida. Nadie viene al Padre, sino por mí.”Juan 14:6.
Entonces, la verdad no es un concepto. No es un planteamiento teórico. No es una filosofía. Tampoco es el desarrollo de una postura intelectual o política. La verdad es una persona: Cristo Jesús. Y cuando Ud. se encuentra con esa persona, Ud. se encuentra con la verdad. Y cuando se encuentra con la verdad, entonces alcanza la libertad y la verdadera independencia.
Llegó el tiempo cuando el hombre debe mirar en otro sentido. Debe abandonar la fe y la confianza en las teorías de vida y verdades desarrolladas por hombres finitos. Por cuanto los acontecimientos que estamos viviendo muestran que no hay salida humana para este planeta. Cualquier personaje que hoy hable de esperanza fundamentado en lo que dice la ciencia y la filosofía. O se apoye en sofismas cristianos, ya no ejerce influencia esperanzadora en el hombre. Es por ello, que la esperanza en Cristo Jesús cobra vigencia y poder para traer verdadera paz a la humanidad. !Busque de Cristo! !Hasta el martes, Dios mediante!. Próximo título: “El agua y el planeta” “La Biblia es la revelación más pura de que Dios existe” Emmanuel Kant, famoso filósofo alemán