Hasta ahora había evitado tocar el tema de la enfermedad que padece Chávez, entre otras cosas porque dentro de la MUD y el Comando Tricolor estamos haciendo el trabajo necesario casa por casa independientemente de lo que pueda suceder con el Presidente. Nuestra agenda es la de derrotar democrática y electoralmente a Hugo Chávez el 7 de octubre, lo que sin duda resulta bastante probable tomando en cuenta los antecedentes electorales (52% en la última elección nacional), el éxito de las primarias y las más recientes mediciones que ya hablan de empate técnico a seis meses de la elección. Sin embargo ya resulta imposible evitar el análisis político sobre un eventual y quizá ya probable escenario de ausencia absoluta en la presidencia de la república, la cual sin duda cambiaría el panorama político nacional.
En primer lugar debo decir que la única fuente válida sobre la que hago este análisis es lo dicho y hecho por Chávez, su gobierno y su partido, sin entrar a considerar ningún rumor o especulación. En este orden de ideas, resulta suficientemente elocuente la suplica hecha por Chávez el pasado Jueves Santo, en la que oró por sobrevivir un tiempo más aunque sea en condiciones de convalecencia. De esta forma quedó descartada, en mi opinión, el escenario de la «recuperación plena» que hasta ahora había manejado propagandisticamente el Gobierno. Ahora los escenarios electorales probables parecen ser el de un candidato enfermo, el de un Presidente enfermo apoyando a otro candidato de su partido, o el de un sucesor en el caso de una indeseable ausencia absoluta.
Por otra parte, la actitud del Presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, no es menos reveladora. Diosdado, además de haber conquistado sorpresivamente el Poder Legislativo a principio de año, ahora parece que secuestró el PSUV siendo ya el único vocero oficial del partido de gobierno. Además, se está dedicando a hacer campaña electoral descaradamente, con actos de masas y ataques sistemáticos contra el candidato de la Unidad Henrique Capriles. No hay duda que maneja el poder fáctico ante el vacío de poder dejado por su jefe, y aspira por supuesto a la sucesión.
Pero, ¿Qué dice la Constitución sobre el escenario de la ausencia absoluta presidencial? El articulo 233 establece que: 1) «Cuando se produzca la falta absoluta del Presidente electo antes de tomar posesión, se procederá a una nueva elección dentro de los 30 días consecutivos siguientes. Mientras se elige y toma posesión el nuevo Presidente, se encargará de la Presidencia de la República el Presidente de la Asamblea Nacional», 2) «Si la falta absoluta se produce durante los últimos 2 años del período constitucional, el Vicepresidente Ejecutivo asumirá la Presidencia de la República hasta completar dicho período».
De la lectura de estas normas, que parecen colidir al menos en un escenario, surge la siguiente duda: ¿Qué pasa cuando un presidente en ejercicio muere en el último año de mandato, luego de ser reelecto y antes de la toma de posesión del nuevo período? ¿Quién queda encargado, el Presidente de la Asamblea Nacional o el Vicepresidente de la República? En mi opinión, en este caso debe quedar encargado el Presidente de la Asamblea, quien además debe convocar a una nueva elección 30 días después de producirse la falta absoluta.
Ahora bien, ¿Qué pasaría en el escenario de una falta absoluta del Presidente una vez inscrito como candidato a la reelección pero antes del 7 de octubre? En este sentido la Ley Orgánico de Procesos Electorales establece un lapso de sustitución de candidatos por parte del partido postulante, advirtiendo que en caso de que no haya tiempo de cambiar la boleta electoral, el nuevo candidato se medirá bajo el nombre del postulado anterior. Por lo tanto, no podemos descartar tampoco el escenario de un candidato distinto a Chávez que se mida bajo el nombre y la foto del actual presidente. Lo importante es saber que el proceso de sustitución está en cabeza de la organización política postulante. Lo que si es evidente, es la importancia de la posición actual de Diosdado, quien al ser Presidente de la Asamblea Nacional y controlar el partido, tiene todas consigo en el escenario interno de la sucesión «chavista». Lo bueno es que sí de algo estamos seguros, es que Capriles le vuelve a ganar a Diosdado Cabello cualquier otra elección.
Pero más allá de los escenarios posibles, tenemos que ratificar como único escenario deseable para la paz del país, el triunfo electoral de Capriles el 7 de octubre contra quien sea. Ese es el trabajo que se está haciendo, con muy buenos frutos además. Es evidente que un «chavismo sin Chávez» no tendría la legitimidad, la viabilidad ni la capacidad de gobernar este país. Lo lógico es que funcione la ley del péndulo y se encargue del país la Unidad Democrática que ha venido consolidado paulatinamente una nueva mayoría electoral y que ahora cuenta con un liderazgo legitimado por la base y una unidad programática, garantías suficientes para la gobernabilidad del país. Mientras el PSUV resuelve su problema de herencia y deciden quien será el próximo jefe de la nueva oposición, que será el «chavismo» a partir del 7 de octubre. Sigamos haciendo el trabajo.
Caso cerrado, el dictamen final lo tiene usted.
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