Luego de haber sido encontrado herido, vagando por una pequeña ciudad cercana a Caracas tras ser liberado por sus raptores, el agregado comercial de Costa Rica se sumó a la lista de diplomáticos víctimas del secuestro en los últimos meses en Venezuela, subrayando la magnitud de la delincuencia en el país.
Mientras el presidente Hugo Chávez busca la reelección en octubre, el debate sobre quién es el responsable de la inusual ola de ataques -por lo menos cuatro enviados extranjeros han sido secuestrados en la capital venezolana en menos de seis meses- ha llevado rápidamente a una serie de graves acusaciones.
Con los ánimos caldeados por la emotiva conmemoración del décimo aniversario del breve golpe de Estado contra Chávez, partidarios del líder incluso han sugerido que el secuestro podría formar parte de un complot de la oposición para desacreditar al Gobierno socialista.
Pero, para muchos venezolanos, esta seguidilla de hechos violentos sólo pone de relieve la debilidad de la seguridad en una nación con uno de los niveles más altos de criminalidad del mundo, donde los robos a mano armada, raptos y homicidios son cosa de todos los días.
Los llamados «secuestros express», en los cuales las víctimas son seleccionadas en la calle, tomados con sus propios vehículos y llevados a cajeros automáticos o retenidos por algunas horas hasta que se paga un rescate, ocurren a menudo.
«Los medios se enfocan en los casos de alto perfil como los de diplomáticos, pero el secuestro es tan frecuente en Venezuela que es difícil decir mucho sobre las víctimas, excepto que emiten una percepción de riqueza», dijo un experto de seguridad quien trabaja en casos de rapto y extorsión en la región.
El agregado de negocios de Costa Rica, Guillermo Cholele, pudo convertirse en un objetivo simplemente porque conducía un auto relativamente poco frecuente en Venezuela -un Mini Cooper plateado- o porque no tenía guardaespaldas, comentó el experto.
En una entrevista con el canal privado Globovisión, Cholele dijo que sus captores no sabían que era diplomático hasta que él mismo lo dijo.
Al ser amenazado de asesinato, pidió llamar a su esposa y a su jefe, el embajador, para despedirse.
«Me dijeron, ‘¿Por qué no dijiste nada? No sabíamos que eras un personaje íTu nombre está en todas parte del mundo!'», narró.
Cholele fue secuestrado tarde el domingo cuando volvía a su casa situada en la urbanizaciónLa Urbina, en el este de Caracas.
Fue liberado la madrugada del martes en Charallave, una ciudad pobre en la periferia de la capital. Un vendedor de periódicos lo reconoció por una foto publicada en los diarios y lo llevó a un puesto policial.
Victimas de alto perfil
El Gobierno venezolano negó que se hubiese hecho pago alguno para lograr la liberación del funcionario. Aseguró que la banda que lo encerró está identificada y que los arrestos se producirían en breve.
Aunque en el pasado los votantes no han considerado directamente a Chávez, quien recibe tratamiento contra el cáncer, como el responsable de las altas tasas de crímenes, el Poder Ejecutivo está bajo presión para implementar medidas enérgicas después de una serie de titulares vergonzosos.
Al final del año pasado, un diplomático de Bielorrusia fue raptado en las calles de una zona rica de Caracas y un cónsul chileno recibió un disparo y golpes durante otro secuestro express.
En enero, el embajador mexicano y su esposa fueron secuestrados por algunas horas cuando se retiraban de una recepción en una de las urbanizaciones más ricas de la capital, el Country Club.
Los venezolanos, grandes fanáticos del béisbol, se indignaron cuando Wilson Ramos, un receptor del equipo de Grandes Ligas los Nacionales de Washington, fue secuestrado a punta de pistola en noviembre durante una visita a la casa de sus padres.
Fue retenido varios días en las montañas hasta que fue rescatado en medio de un intercambio de disparos cuando las autoridades irrumpieron en el escondite de la banda.
El mes pasado, la hija adolescente de otro cónsul chileno fue víctima de homicidio por parte de efectivos policiales, cuando ella y su hermano se rehusaron a detener su auto en una alcabala, pues tenían miedo de que la parada fuera un señuelo para un secuestro.
El debate público sobre quién tiene la culpa de la delincuencia ha tomado un tono ferozmente partidista, encendido en parte por el emotivo aniversario del 11 de abril del 2002, fecha cuando Chávez fue sacado del poder por dos días y retenido en una pequeña isla militarizada en el Caribe.
Durante toda la semana, la televisión estatal ha estado mostrando imágenes de los días del golpe de Estado, en el que murieron 20 personas tras el explosivo enfrentamiento de dos grandes grupos opuestos en las cercanías a la casa de Gobierno.
«El mismo guión»
Después de difundir un video donde se ve al candidato presidencial de la oposición, el gobernador Henrique Capriles, hablando a favor de una «transición» pacífica durante el golpe, el feroz comentarista Mario Silva acusó a la oposición desde el canal del Estado de estar lista para crear caos contra el Gobierno.
«¿Qué mejor manera de mostrarle a la comunidad internacional que Venezuela ni siquiera tiene la capacidad de proteger a los diplomáticos?», dijo Silva, sugiriendo que la oposición podría estar involucrada con el último secuestro.
«Están siguiendo exacto el mismo guión (de 2002)», agregó.
Chávez, quien viaja constantemente a Cuba para recibir radioterapia, a menudo repite que sus rivales manejan planes para tomar abruptamente el poder.
Diosdado Cabello, compañero de los días militares de Chávez, líder dela Asamblea Nacional y presidente temporal mientras el mandatario fue sacado del poder, dijo que esperaba que la seguidilla de ataques fuera sólo una coincidencia.
«Que no se convierta esto en un plan de algunos sectores de la oposición para buscar de alguna manera pequeños eventos que los ayuden a levantar puntos en las encuestas», dijo Cabello.
Afectadas por las acusaciones de la rampante violencia, las autoridades han creado nuevas organizaciones para regir la seguridad ciudadana, graduarán a funcionarios policiales entrenados especialmente para resguardo diplomático y dicen que han reducido en un 10 por ciento los homicidios en Caracas.
Además, aseguran que la mayoría de los crímenes serios se producen en el estado Miranda, gobernado por Capriles y que integra una parte de Caracas.
Muchos venezolanos desconfían de las cifras de uno y otro lado, especialmente durante una campaña electoral amarga. La mayoría prefiere quedarse en casa después de que anochece.
Los diplomáticos están tomando aun mayores precauciones.
Un alto funcionario extranjero dijo a Reuters que ha reforzado su seguridad recientemente. Afirmó que llama a sus agentes de seguridad mucho más a menudo y que ya no visita el cerro El Ávila, la montaña que rodea Caracas y que tiene rutas para caminatas.
«Estamos muy, muy preocupados», dijo el diplomático. «Ningún área es segura. No hay ningún lugar fuera del alcance de los criminales», añadió.
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