“Después vi una gran multitud que ninguno podía contar,
de toda nación, tribu, pueblo y lengua.” Apocalipsis 7:9
Se puede decir que a partir del martes 10, de este mes de abril, se inician las reuniones relacionadas con las VI Cumbre de las Américas, cuya parte central se perfila para el 14 y 15 del mencionado mes; donde 34 jefes de estados se darán cita en Cartagena de Indias, Colombia y lleva por lema: «Conectando las Américas: Socios para la prosperidad». Algunos no podrán asistir por razones de salud, y esperamos que no sea el caso de nuestro presidente: Hugo Chávez; otros, por razones de disgusto por el veto cubano, ya que se le ha impuesto una sanción por el tipo de gobierno opresivo, dictatorial, que ha mantenido durante tantos años.
Al momento de escribir este artículo, el presidente Rafael Vicente Correa, del Ecuador, no asistirá a esta cumbre, por «solidaridad» con Cuba; siendo su derecho, pero cabe la discusión si lo que hace es lo correcto, ya que desperdicia la oportunidad de proyectar su país, de elevar su voz al foro y da muestra de un temperamento colérico en tiempo inadecuado.
La canciller colombiana, María Ángela Holguín, en nombre del presidente Juan Manuel Santos, manifestó que se hablará de: «proyectos de seguridad, acceso a las tecnologías, integración e interconexión, medioambiente y reducción de pobreza… pero los asuntos sensibles… relativos a Cuba, Malvinas y políticas antidroga, no se incluirán en esa declaración final, ya que, para evitar discrepancias, se plantearán en documentos aparte» (El Universal Digital, México, 08/04/12).
Muy a tono, aluden las palabras del ex cónsul Julio Cesar Pineda, cuando mencionó: «La sociedad no debe olvidar hechos históricos y situaciones de degradación al ser humano… No se puede tener Alzheimer histórico, pérdida de memoria ante los sembradores de odios y ejecutores de violencia.» Y cita a Martín Luther King: «que cuando se reflexione sobre nuestro siglo, no nos parecerá lo más grave las fechorías de los malvados, sino el escandaloso silencio de las personas honestas.» (El Impulso, 08/04/12, p.A3).
Lo anterior, nos hace recordar que muchas personas defienden dictaduras como la cubana, o quizá gobiernos dictatoriales disfrazados. En este caso, por lo del veto, puede tener razón el verso bíblico que dice: «Sin buen gobierno, la nación fracasa, pero en la multitud de consejeros hay seguridad.» (Proverbios 11:14).
Estaba pequeño cuando ocurrió la llamada «revolución» en cuba, para los años 60, y desde que tuve uso de razón, escuché lo despiadado que fue el gobierno de Fidel Castro. Hoy, quizá por su vejez y estado de salud, como numerosos seres humanos, nos compadecemos y a veces, hasta nos da lástima, perdonamos, disculpamos, excusamos, las malas acciones de las personas que en su vida han hecho lo malo, sin mostrar un virtual arrepentimiento.
Personalmente, oí a un exiliado cubano, contar que uno de sus familiares lo torturaron enterrándolo vivo y solo le dejaron la cabeza afuera para que las hormigas lo picaran… no recuerdo si murió o no, pero muchos perdieron la vida y todavía corren peligro al hablar mal de dicha dictadura.
Enfatizamos que se tocará el caso de cuba, porque lleva unos cincuenta años bloqueada para comercializar libremente con el mundo. Algunos se enojan sin tomar en cuenta la situación política-social de ese país. Por su parte Venezuela, representada por el presidente, fija una posición en defender a ese noble pueblo, eso no estaría mal, pero no toma en cuenta la conducta de los dirigentes del presente y del pasado especialmente.
Deseáramos que en nuestro país no pase lo mismo, que nos habituemos a lo malo, porque aquellos amigos aparentemente se acostumbraron: al maltrato, pobreza, migajas, silencio, control, represión, esclavitud, ausencia de «libertad», sometimiento, dependencia y sumisión.
Con el versículo inicial de Apocalipsis 7:9, contestamos la pregunta si ¿Habrá una cumbre universal? Por su puesto que sí y será en el cielo. La cita ocurrirá inmediatamente después de la Segunda Venida de Cristo. Bien lo dijo Isabel Vidal de Tenreiro, que seremos inmortales después de la resurrección y señala: «Porque los salvados resucitaremos para una resurrección de vida y los no salvados para una resurrección de muerte» (El Impulso, 08/04/12, p.A2). Dejando claro que los no salvados no van para el cielo.
Cuando la articulista Tenreiro, menciona que unos verán «la resurrección de muerte», tiene concordancia con artículo de nuestra autoría, publicado en este prestigioso diario, EL IMPULSO, titulado «¡Prohibido morir!» (04/04/12, p.A2). La explicación que «unos resucitarán para morir», está en Apocalipsis 20, ya que el libro profético señala: «Pero los demás muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron los mil años… Cuando se cumplan los mil años, Satanás será suelto de su prisión (figurativa), y saldrá a engañar a las naciones que están sobre los cuatro ángulos de la tierra -a Gog y a Magog-, a fin de reunirlos para la batalla. Su número es como la arena del mar. Subieron a través de la ancha tierra, y cercaron el campamento de los santos y la ciudad amada. Pero descendió fuego del cielo, y los devoró.» (Apocalipsis 20:5-10). Esa es la muerte segunda, la muerte eterna.
Es por ello, que todos no van a la «Cumbre universal», pero, estará presente: «…una gran multitud que ninguno podía contar, de toda nación, tribu, pueblo y lengua». Por lo anterior, allá no podrán cohabitar dos pueblos peleados, personas disgustadas entre sí; sin embargo, estamos a tiempo de confirmar nuestra presencia con el Presidente de la Cumbre, que será el mismo Jesucristo, quien la presidirá y dirá: «¡Venid, benditos de mi Padre! Heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo!» (Mateo 25:34).