El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, pondrá a prueba su capacidad diplomática en la próxima Cumbre de las Américas, donde deberá mediar ante posiciones divergentes en el hemisferio por temas sensibles como el narcotráfico o Cuba y a la vez vender a inversionistas una imagen positiva de su país.
El economista de 60 años será anfitrión del evento político y empresarial más importante en la historia reciente de Colombia, justo cuando mejores condiciones de seguridad y un auge económico impulsado por el petróleo y la minería han atraído la inversión a diversos sectores.
Su reto será mantener la cercanía con Estados Unidos, su principal socio comercial y aliado en la lucha contra el narcotráfico, sin distanciarse de países gobernados por presidentes de tendencia izquierdista como sus vecinos Ecuador y Venezuela, caracterizados por su discurso anti Washington.
El éxito del evento puede contribuir a que Santos refuerce su imagen regional, de acuerdo con expertos.
El mandatario obtuvo anticipadamente un punto a su favor al lograr que Estados Unidos aceptara discutir el tema de la despenalización del consumo de drogas por primera vez en un evento de esta magnitud, pero sufrió un revés al no conseguir un consenso para que Cuba asistiera a la cumbre.
«Va a ser interesante cómo el presidente Santos maneja este tema, tratando por una parte de mantener una relación privilegiada con Estados Unidos y a la vez mediar con los países de la órbita bolivariana y de aquellos que están interesados en la legalización (de las drogas)», dijo Eduardo Gamarra, experto en temas internacionales dela Universidad dela Florida.
El compromiso de Santos a promover la discusión sobre alternativas para combatir el narcotráfico se da luego de que naciones centroamericanas plantearon la necesidad de avanzar en la despenalización con el objetivo de hacer frente a una encarnizada ola de violencia.
Si bien Washington aceptó abordar el tema, anticipó que defenderá su posición de combatir el narcotráfico pese a crecientes voces que claman por otras alternativas.
Una ofensiva militar apoyada por Estados Unidos contra la guerrilla izquierdista que se financia del narcotráfico permitió a Colombia mejorar sus condiciones de seguridad y aumentar la inversión extranjera. La economía lo ha reflejado con un crecimiento de un 5,9 por ciento en el 2011.
Foto: AP/ Archivo