El agradecimiento es la carta de presentación que trae Amanda Victoria, articulista de este diario, al desayuno-foro que cada martes tiene lugar en la oficina del director.
Con un simpático siseo colombiano que no ha perdido pese a los 46 años que tiene viviendo en nuestro país, compartió la primera comida del día conversando sobre su vida.
Y no en vano se reunió con el arquitecto Juan Manuel Carmona, director de EL IMPULSO; José Ángel Ocanto, jefe de Redacción de este periódico; y Violeta Villar Liste, jefe de Información; quienes le recibieron para reír y también reflexionar. Para indagar en la vida de una mujer que pisa la línea de los 70 de edad y que recibe elogios como cascada cada vez que publica su columna en este rotativo.
También estuvieron Maevy Cordero, periodista web; Billy Castro, para el registro fotográfico y quien suscribe estas líneas.
“Nunca supe cómo explotar mis ideas hasta que me abrieron las puertas en EL IMPULSO. Comencé escribiendo unos poemas bobos para santos y luego me fijé en el amplio horizonte. Ahora es una satisfacción muy grande, me siento segura de lo que hago y eso se lo debo a este periódico”, dice al inicio de la conversación.
A ratos, los ojos de la invitada se convirtieron en un guarapo de lágrimas. En otros, la risa cómplice entre los presentes fue el ingrediente para pasar de un tema a otro. Fue, sin duda, un ameno compartir.
A esta colombiana de alma venezolana se le viene fácil la prosa. Pero también es de redacción filosa cuando se lo propone. “Me gusta escribir de todo”, confiesa.
Actualmente trabaja en una novela que no sabe si va a editar. Lleva por nombre Atmósfera, de cuyo contenido prefirió no adelantar.
Amanda Victoria es de las articulistas más leídas de este rotativo. Desde el año 1999 ve sus ideas plasmadas en miles de ejemplares, y fue hasta hace unos nueve años, antes de morir el doctor Juan Manuel Carmona, que quedó fija en los días sábados.
Su primer artículo llevaba por título Nostálgica Barquisimeto.
El temple del doctor
Una vez, cuando aún estaba vivo, nos reunimos los articulistas para conversar con el doctor Carmona. Él nos dio libertad para que escribiéramos sin inconveniente y si era de asumir la responsabilidad, era capaz hasta de ir a la cárcel si era necesario. Eso me conmovió; el doctor Carmona dejó en mí una gran marca.
Amanda Victoria se hizo articulista mientras Luis Rodríguez Moreno era jefe de Redacción. “Luego me dijeron que venía un señor muy bravo (JAO), pero no fue así (risas)”.
El compromiso de esta escritora cobró mayor significado cuando recibió correspondencia de una dama, a quien no conoce, de nombre Solange Barreto de Linárez, quien “me dijo que su mamá estaba postrada en una cama y lo único que la hacía llorar eran mis bobadas”.
Me di cuenta de la importancia de lo que uno escribe y cuando me publicaron por primera vez comencé a devorar libros.
A la fecha, se confiesa amante de la lectura. Tanto así, que ha leído al menos cuatro mil volúmenes, de los cuales todavía están en su casa unos mil.
Siempre hay inspiración
¿Qué le inspira?, preguntó Violeta Villar a la invitada.
– La vida me inspira. Todo me inspira. A veces abro un libro y ahí, en cualquier página, está la idea de un tema. Un pájaro que se para en mi ventana me inspira, también un disgusto. Cualquier cosa. Cada semana hay un grillo que me suena en los oídos y con eso he logrado llegar al corazón de la gente. Allí está el secreto de tener fans (vuelve a reír).
Faltan bibliotecas
Cuando se le toca el tema de la educación, la señora Amanda esconde la sonrisa y entra en momento de reflexión.
“Aquí no hay bibliotecas que valgan la pena, me perdonan la sinceridad. Yo no he encontrado una que me guste, salvo en Caracas. Hace falta volver a la tertulia, porque es tan bonito compartir ideas, respetarse y entendernos; a la vida vinimos a ser tolerantes”.
Para que los jóvenes se incentiven por la lectura, deben existir otros líderes jóvenes que les animen. Porque conforme la vida se haga efímera con la tecnología, las redes sociales y la vida apurada, sin libros ni lectura de los clásicos, no habrá una sociedad evolucionada ni que salga adelante.
Parece que el muchacho ahorita no pensara, estima.
¿Qué será de la vida futura de los nietos de Venezuela? Bueno, al menos los míos creo que estarán preparados porque nos hemos esforzado para que nuestros hijos tengan una buena educación.
Hace falta volver al ejemplo de los primeros pensadores como Platón, 700 años antes de Cristo, cuando se leía en los lugares públicos y en voz alta.
Gozarse al país
Esta escritora siempre llevará en sus venas la sangre de Colombia, pero por nada cambia a Venezuela. “Este país me dio la bienvenida, me abrió los brazos y creyó en mí. Si hubiera una guerra entre Colombia y Venezuela yo me pondría en el medio, ni de un lado ni del otro. Que me caigan las balas de donde sea, porque me siento tan venezolana como colombiana”.
Cuando toqué la puerta en El Tiempo de Bogotá no creyeron en mí, me dijeron que no sabía lo que hacía. Pero en EL IMPULSO fue diferente, aquí sí me abrieron las puertas.
Amanda Victoria se goza al país pese a sus circunstancias. “Esto está feo, pero siento que va a pasar porque este modelo no funciona. Creo mucho en un nuevo sistema porque el actual nos hundirá. No hay caminos que no se puedan seguir, ni cumbres que no se puedan subir, ni esperanza que no se pueda alcanzar. Así que no se debe vender la conciencia a nadie”.
Dios es el centro
Ante la pregunta: “¿Qué lugar ocupa Dios en su vida?”, respondió que es lo más grande, su Padre, el centro de su vida.
Cada mañana camino en el Parque del Este y tengo la oportunidad de ir en silencio. He sentido la presencia de Dios muchas veces y eso hasta me eriza la piel. Me he peleado con muchos sacerdotes porque no me gustan los dogmas de la Iglesia; Siento que Dios es más que eso.
La terapista
Las preguntas de los anfitriones llegaron hasta detalles poco conocidos públicamente de la invitada.
Cuando no está escribiendo, es terapista. “Hago todas las terapias menos las que son con láser. Tengo mis gorditos y mis estresados. Voy a su casa y allí les hago masajes”. Vale decir que la señora Amanda tiene conocimientos de enfermería y se ha preparado con cursos especializados para el tratamiento de las dolencias del cuerpo humano.
Le gusta todo lo que hace y reconoce que ahora es que le falta aprender. Se siente con la energía de una jovencita para seguir adelante y, por lo que se vio, nada ni nadie la va a detener.
Fotos: Billy Castro