Un 14 de marzo de 1902 nació en Margarita, en la Asunción, estado Nueva Esparta, un niño que habría de ser un gran hombre, un Maestro de Maestros: LUÍS BELTRÁN PRIETO FIGUEROA. Se nos ausenta a todos en sus 91 años el 22 de abril de 1993. En este 14 de marzo de 2012 estaría cumpliendo 110 años. Ahora y siempre ha de ser en el recuerdo de los venezolanos un motivo humano de gratitud y alta valoración. Su pensamiento, ideas, reflexiones y sueños los hizo contener en un sinnúmero de libros, donde está su esencial condición de Maestro como pedagogo, político, jurista, humanista y poeta. No ejerció para nada la mentira, el engaño, la insinceridad. Acometió el juego de sus ideas y propuestas democráticas con pasión venezolana y siempre de frente, a sabiendas del alto costo que ello le podría producir, como en efecto le produjo en el inmerecido tratamiento recibido por los suyos de tantos años. Pero por encima de todo eso siempre estuvo su condición de Maestro y de ser humano en profundidad.
Decir en tan apretadas líneas lo muchísimo de su aporte es tarea imposible, por la enormidad de todo lo aportado, en educación, en política, en literatura, en legislación y en cuanto su inquietud intelectual y social supo convertir en ideas y enseñanzas. Sus alumnos, formales e informales y de cátedra viva andan por dondequiera en toda Venezuela y en América. Personalmente me siento muy orgulloso de contarme entre ese cuantioso alumnado, y haber hecho todos los esfuerzos posibles para ejercer las responsabilidades públicas tenidas en lo político y en lo magisterial con apego a sus enseñanzas.
Cuando el Maestro de Maestros fue candidato presidencial del MEP dijo el 08-12-67 algo de mucho fondo humano-ético, como esta advertencia-enseñanza: «…mi nombre no se da en préstamo ni se vende tampoco (…); no estaría dispuesto nunca a que mi nombre sirviera de bandera para las malas causas. No lo pongan al servicio del odio ni de los sentimientos».
Se sintió siempre un verdadero político, ajeno por completo a los comerciantes de la política, a los politiqueros o politicastros; y al referirse a los falsos políticos nos dice magistralmente: «Los seudopolíticos son una categoría parasitaria de la organización del Estado, suerte de testaferros de la malhechuría, alcahuetes del deshonor de la República, hombres sin conciencia de responsabilidad de ciudadanos y sin honestidad personal ni responsabilidad pública». ¡Tamaña realidad!
Para refrescarnos con el Maestro-poeta recordemos sus muy sentidas poesías. Venga al recuerdo «Las ideas en el viento» y aquello tan vibrante y significativo de su primera estrofa: «Si tienes una idea ponla en el viento…»
