Rick Santorum reconoció el martes lo inevitable y renunció a su campaña por la candidatura presidencial republicana, lo que dejaría allanado el camino para que Mitt Romney enfrente en los comicios de noviembre al mandatario Barack Obama.
Santorum, acompañado de su esposa y su familia en Pensilvania, el estado donde se crió, dijo a sus simpatizantes que la contienda había terminado para él, pero añadió que no ha concluido la lucha por derrotar a Obama.
El aspirante republicano no hizo mención alguna a Romney, su rival en las primarias, y enfatizó en sus propios logros, al considerar que había llegado más lejos de lo que cualquiera esperaba, «contra todos los pronósticos».
El total de delegados que han acumulado los precandidatos refleja los motivos de la decisión de Santorum. Romney tiene más del doble, y parecía ya encaminado a la cifra de 1.144 que se necesita para amarrar en cuestión de semanas la postulación.
En la contienda seguirían dos aspirantes, ninguno de los cuales tendría posibilidad alguna de ganar la candidatura, el ex líder de la Cámara de Representantes, Newt Gingrich, y el representante de Texas, Ron Paul.